Para los bolivianos el recuerdo del MAR es un sentimiento que aflora todos los días, aunque no siempre sea expuesto de manera pública y a los cuatro vientos, quizás esa posición es la que hace pensar a los vecinos que sólo nos acordamos del MAR cada mes de marzo, al recordar la épica hazaña de los civiles que defendieron la heredad nacional ante el aleve ataque de fuerzas invasoras que nos despojaron el Litoral.
Muchas cosas han pasado y la historia marca más de un siglo desde esa acción que fue el inicio de una serie de acciones dispuestas por un gobierno expansionista que arrebató territorio boliviano e inclusive se extendió al Perú, hermano país que también fue cercenado en una guerra injusta.
Varios intentos se han hecho por parte de los sucesivos gobiernos de nuestra Nación, pero sin avances positivos, pues luego de suscrito el acuerdo de 1904, Chile se aferra a ese documento, ignorando los valores intrínsecos de solidaridad y los pensamientos que se multiplican en la región en función de alcanzar una integración de naciones libres, con igualdad de derechos y de gran potencialidad en sus riquezas naturales, tan fuertes como para generar un polo de desarrollo en la sub región andina.
De nada sirvieron intentos de acercamiento desde que hace 34 años y luego del fallido encuentro de Charaña, nuestro país rompió relaciones con Chile, las que no han sido todavía restablecidas pese al interés que en ese sentido alienta Chile, pero sin dar paso a solucionar nuestra demanda marítima.
En el tiempo actual entre Bolivia y Chile se mantiene una relación altamente comercial en la que los beneficios son mayores para los vecinos que se nutren de los dólares que los bolivianos dejan en sus puertos especialmente en Iquique donde se ha centralizado un gigante comercio que se mueve hacia nuestro país con inusitada frecuencia y cantidad, hecho que ha sido reconocido en ese puerto, donde inclusive su Alcalde propuso otorgarnos una salida al mar, pero sin soberanía.
Las relaciones netamente comerciales se mantienen inalterables, aunque en los últimos años avanzaron algunas tratativas entre gobernantes, el caso de nuestro mandatario y Michelle Bachelet que aprobaron de común acuerdo una agenda de varios puntos entre los que se incluyó la demanda boliviana de recuperar el mar, situación que no ha sido considerada específicamente porque con el cambio de presidente en Chile, la agenda en cuestión no deja de ser una simple referencia de temas sin condiciones vinculantes de ninguna especie.
La posición de Bolivia de acudir a los tribunales internacionales, que apuntó en la celebración del Día del Mar el pasado año, ha causado mucha expectativa en diferentes niveles de la diplomacia latinoamericana, aunque Chile quiere minimizar el efecto de tal gestión e insiste en sostener un diálogo, pero sin la demanda externa de por medio.
Las cosas están así planteadas y hoy recordaremos otro año más de nuestro enclaustramiento marítimo, repitiendo al mundo entero nuestra demanda de justicia para recuperar nuestro territorio en las costas del Pacífico.
Teniendo que celebrarse hoy el Día de la Reivindicación Marítima, que se instituyó hace un año, hay quienes sugieren que dadas las circunstancias actuales y ante la proximidad de la Asamblea de la OEA, que se cumplirá en Cochabamba, la diplomacia nacional podría mostrar otra faceta de trabajo, plantear una resolución amistosa que arranque de los vecinos una respuesta similar frente a la posición generalizada de pensar en los factores de la integración subregional y ya no en la preeminencia belicista y expansionista. Todo dependerá del criterio de quienes asesoran la alta diplomacia nacional.
Fuente: La Patria
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