Jueves 14 de mayo de 2020
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Ante la agudización de la pandemia, la prensa y las emisoras de radio y televisión publican con prioridad noticias sobre los estragos que viene causando la propagación del coronavirus, pues se sabe que en el mundo hubo, hasta el 9 de mayo pasado, 278.445 casos de fallecidos y los contagiados ascendieron a 4,07 millones de personas.
Por ello, resulta comprensible que también resurjan las informaciones sobre el abandono, durante catorce años, del sector de la salud de Bolivia. No hubo silencios culpables; un sacerdote insistió infructuosamente en que se eleve al 10% del Presupuesto General la asignación al sector. La iniciativa fue rechazada airadamente. Inclusive ahora, los congresistas del MAS, siguen bloqueando la iniciativa de incremento del presupuesto de salud, plasmada en un proyecto de ley propuesto por el Gobierno de la Presidente Jeanine Áñez.
Ni siquiera lo que llevó al expresidente a tratarse de una dolencia en Cuba, fue suficiente para que éste reaccione en favor de la salud pública en Bolivia que mostraba graves carencias. También habrá que destacar que esas carencias dieron lugar a que los médicos protesten, no solamente por sus salarios, sino también por la situación desastrosa de hospitales y centros de salud del Estado. El conflicto duró meses mientras la responsable del sector, sólo actuaba con cálculo político y no profesionalmente.
Fuente: Por: Marcelo Ostria Trigo