Jaime Escalante, un motivador de aprendizajes

Echemos un vistazo al contexto de hoy. Tal vez muy pocos quisieran estar en lugar del nuevo ministro de educación. Está presionado por el desafío de la pandemia, que obliga a buscar alternativas radicales para continuar o sustituir la escolaridad en receso. Parece que estaría impelido a actuar bajo fuego. No se sabe, de fuente oficial, lo que ha dejado el régimen anterior; sólo hay papeles y propaganda. Resultados, a respaldo de datos confiables, nada. Sin embargo, ningún gobierno tuvo tanto tiempo, apoyo y dinero. No deberían haberse ido de callado; hace falta un informe sintético con una visión global de la situación.

Lo que sigue es una semblanza de un gran profesor que triunfó en Estados Unidos. A lo mejor sea útil como ejemplo estimulante para los jóvenes de hoy, esa hazaña de un docente que supo triunfar venciendo múltiples dificultades.

Sin desalentarse, se dio cuenta de que esos chicos desatentos, díscolos y apáticos no es que carecían de talento. Tenían un gran un potencial académico del que ellos mismos no sabían. Descubrió que los estudiantes respondían a los retos cuando se les planteaba con cierta maña; necesitaban vislumbrar una meta alucinante, y entonces eran capaces de emprender la ruta más difícil. Todo lo que hay que hacer, se dijo, es motivarles para que tengan las ganas de triunfar. El deporte y los negocios podían servirles como poderosos incentivos, a esos aspectos recurrió el maestro en su afán de conquistarlos.

Era Escalante un maestro original. Actuaba al frente de sus alumnos. Apasionado, exigente y con habilidad histriónica natural. Al verlo así, empezaron a escucharlo. El reto mayor consistía en integrar el grupo de estudiantes seleccionados para resolver problemas de cálculo en matemáticas. Una comisión especial aplicaba la prueba selectiva. Pensar en que los de la escuela Garfield (Así se llamaba su establecimiento de Jaime) formaran parte de ese grupo era un sueño lejano para los estudiantes, y también para el nuevo profesor. A un tiempo de su participación, se supo que estaban dentro de los que aprobaron la "acreditación universitaria anticipada". Era un examen de alta exigencia. Dudaron de los resultados al principio, pero los examinadores tuvieron que aceptar la evidencia.

Ese triunfo era demasiado fuerte y demasiado luminoso para ignorarlo. Escalante empezó a llamar la atención. Los pedagogos empezaron a analizar el caso. Dos cosas había logrado Escalante: desbrozar el camino que limitaba el horizonte de los estudiantes y despertar la pasión que les impulsara hacia la meta elegida. ¿Cómo hacer para que hasta los más indiferentes quisieran alcanzar el éxito soñado? Ese fue el desafío del profesor boliviano en Estados Unidos.

A la hora de los reconocimientos, se rindió homenaje filmando una película biográfica titulada: "Las ganas de triunfar"; también circuló por el mundo una estampilla de correos con la imagen y el nombre del profesor; la revista Selecciones publicó una elogiosa reseña biográfica. Todo eso quedó como legado condensado en dos palabras: pasión y motivación. A eso apuntó con ahincado empeño nuestro compatriota.

El profesor Escalante cerró los ojos fuera del país, en 2010. Como un gesto excepcional y notorio, el presidente de los Estados Unidos expresó públicamente su condolencia a la familia. Aquí, en su patria, cuyo nombre enarboló en las alturas de la reputación mundial, silencio, silencio.

(*) Es profesor de literatura

Fuente: Por: Demetrio Reynolds (*)