Hay crisis alimentaria evidentemente, pero circunstancias que nos favorecen por naturaleza providencial, pueden permitirnos contrarrestar los efectos negativos de orden mundial y satisfacer plenamente la demanda interna, todo depende de programas especiales y efectivos, sin intromisión de la política partidaria y negativa
Hay un dicho poco benigno que señala: "los problemas nunca vienen solos", y tal parece que hay cierta razón cuando a nivel mundial, azota la pandemia del coronavirus, pero además se manifiesta latente una peligrosa crisis alimentaria.
Los expertos preocupados por la situación, sin reservas paliativas, exponen sus criterios, basados en estudios del problema, señalando que la crisis en la producción y la provisión de alimentos en el mundo podría multiplicarse, debido a los efectos demográficos, factores medioambientales, climáticos y los considerados financieros, que son parte de un componente global que es advertido por la FAO y ratificado por una comisión europea que sigue de cerca el comportamiento alimentario en los continentes del hemisferio.
El tema expuesto con crudeza real, resultado de una investigación científica denominada "Sistemas Alimentarios en Peligro", señala los riesgos de escasez y hambruna en ciertos países, sobre todo en el África, debido al calentamiento global, pero también por conflictos armados, en tanto que en otras regiones el mal, que parecería contradictorio pero es muy malo, es la obesidad, gente mal alimentada y con sobrepeso.
Otro estudio refiere que "el planeta produce más productos agrícolas y alimentarios de lo que necesita para alimentar a su población, pero aun así la tasa de prevalencia de la subnutrición está en aumento en los últimos años". Los problemas de malnutrición en el mundo se dividen en dos categorías opuestas, unos 2 mil millones de personas que carecen de micronutrientes como vitaminas y minerales y cerca de la misma cifra de personas con sobrepeso (obesas). El estudio aclara que en Latinoamérica especialmente hay gente que sufre del doble mal, tiene carencias alimentarias y es obesa debido a un gran consumo de "malas calorías", grasa y azúcar que no son alimentos nutritivos.
Frente a los estudios realizados que muestran claramente los problemas de una evidente crisis alimentaria, organismos internacionales sugieren a los gobiernos de países especialmente en "vías de desarrollo", disponer de políticas para combatir la malnutrición de la gente, tratando de rescatar en cada caso lo mejor que tenga el país en materia productiva agrícola, evitando que tales alimentos sean afectados por elementos contaminantes producidos por el calentamiento global, que además es causante de una elevación en el precio de los alimentos, debido a los gastos extras para desintoxicarlos.
Cuando se trata el asunto centrándolo en la situación de nuestro país, algunas circunstancias del hecho negativo, quedan fuera de contexto, sin embargo persisten otras, especialmente de escasez debido a la falta de apoyo a una abierta producción agrícola y también ganadera para cubrir de manera racional la demanda interna de alimentos agroganaderos, lo que no siempre sucede por erróneos planes productivos y limitados sistemas financieros para apoyar el crecimiento de actividades en el campo, evitando la migración a las ciudades de agricultores y ganaderos que carecen de apoyo para asegurar su trabajo permanente, sembrando, cosechando y mejorando la producción alimentaria.
Hay crisis alimentaria evidentemente, pero circunstancias que nos favorecen por naturaleza providencial, pueden permitirnos contrarrestar los efectos negativos de orden mundial y satisfacer plenamente la demanda interna, todo depende de programas especiales y efectivos, sin intromisión de la política partidaria y negativa.
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