Tierra de nadie

Ya resulta recurrente hablar, escuchar, escribir, comentar, etc. sobre aquella región del departamento de Cochabamba, llamada Chapare. Pero, ¿a qué obedece esta recurrencia? Pues a características muy especiales que presenta la región respecto a actividades que en ella se desarrollan.

Es una zona de clima tropical, por ende, muy favorecida para la actividad agrícola que, ciertamente, es practicada por buena parte de la población o colonos, como prefieren denominarse. Es así que, entre papayas, plátanos, naranjas y otras frutas, también se cultiva la sagrada hoja de los Andes como es la coca. El cultivo de ésta última planta tiene su legalidad en cuanto a cantidad de metros cuadrados permitidos por los diferentes gobiernos, de ahí surge, incluso, una medida muy peculiar del sitio como es el "cato".

Hasta aquí todo parece muy normal, no obstante desde ya décadas atrás han surgido observaciones y a la vez interrogantes respecto a los reales beneficios de la hoja de coca.

LA SAGRADA HOJA

Desde muchos años atrás se afirma que aquella coca no es muy apropiada para el tradicional acullico de muchos bolivianos. Y siempre se ha reiterado que la coca más agradable y con características favorables al consumo directo es aquella hoja de los Yungas paceños. Por ende cabe preguntar: ¿dónde va la hoja chapareña?

Las respuestas son variadas y para todos los gustos, conforme a quienes responden y de acuerdo a quienes preguntan. Los acérrimos defensores afirman que la coca del Chapare sirve para consumo humano y para fines medicinales; entre tanto otros afirman que si bien una parte (mínima) puede destinarse a los propósitos mencionados, la mayoría de las cosechas tienen otro destino, y éste no es otro que el procesamiento de pasta base de cocaína.

LO ILEGAL

Tan evidentes son los signos de la producción ilegal que datan de décadas atrás y, acaso, se evidenciaron más en los tiempos de Roberto Suarez, quien pacto incluso con gobiernos golpistas como el de García Meza para operar libremente.

Pasan los años y los días y la producción de droga ilegal sigue en pie. ¿A qué se debe esto? Las respuestas difieren y las hay muchas. Acaso la extensión geográfica del lugar y la inaccesibilidad a sitios aún vírgenes que son aprovechadas por las fábricas clandestinas. Acaso la debilidad delos gobiernos y la falta de voluntad política.

Acaso la presión de sindicatos (como los famosos seis sindicatos) que presionaron para frenar la erradicación forzosa que realizaba la DEA y que se detuvo abruptamente al romperse relaciones diplomáticas con Estados Unidos

durante el periodo del MAS.

A propósito de lo último, ministros como Murillo y Santamaría han afirmado que hubo padrinazgo del gobierno del MAS hacia el narcotráfico en los últimos trece años. Por cierto la reacción de portavoces masistas no se deja esperar, mientras se detienen camiones cargados de turriles de diésel y gasolina camuflados debajo de inocentes frutas. Claro está que los detenidos no pueden justificar hacia dónde y para qué llevaban semejante carga.

¿TIERRA DE NADIE?

El Chapare es el único lugar de Bolivia que se da el lujo de desalojar a policías y militares y poner condiciones para que éstas fuerzas operen en su territorio. Y esto no es posible en un estado como el nuestro donde policías y militares tienen, no sólo la libertad, sino la obligación de operar en cualquier latitud con fines de protección a la ciudadanía.

Una Republiqueta independiente en el corazón mismo de la patria sería como un tumor cancerígeno muy incómodo y doloroso para la madre patria y afectaría, a la postre, la integridad territorial y política de la República.

Es menester que el gobierno y el futuro gobierno integren a la nación a aquella zona erradicando totalmente el estigma ilegal que la separa de la hermandad nacional.

(*) Es Lic. en Comunicación Social

Telf: 5272695

Fuente: Por: José Mateo Gambarte Flores (*)