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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 De la pandemia al aula virtual - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La pandemia nos ha empujado a romper la rutina cotidiana y avizorar la vida bajo una perspectiva nueva. Bien dicen que la necesidad tiene cara de hereje, esta vez parece que la tiene de "revolución tecnológica". En poco tiempo se ha producido un salto cualitativo impresionante. Sabíamos que se venía, pero a veces nos hace falta una dosis de audacia para enfrentar con coraje las situaciones nuevas, o una oportunidad insoslayable como ahora. Si no hay más remedio, habrá que proceder: esa es la lógica del que decide incursionar en lo nuevo.
No se sabe qué cosas cambiarán ni siquiera cuándo acabará el sacudón. Sólo vemos que la modalidad y el ritmo de la vida han cambiado. La incidencia en algunos ámbitos ha sido profunda. En educación las aulas de la universidad, del colegio y de la escuela están vacías. Sin embargo, el ansia de aprender renovó sus fuerzas. Era previsible que los chicos y las chicas no se quedaran parados. Tenían al alcance de sus manos varios instrumentos que les abrió horizontes insospechados. Han descubierto que potencialmente hay otras alternativas posibles.
Los jóvenes nunca se detienen. En los años sesenta ganaron las calles para reclamar y protestar por las cosas anticuadas. No llegaron a concretar una ruta nueva, pero fue suficientemente fuerte como para que los recalcitrantes conservadores les oigan. Los políticos suelen padecer una sordera crónica. Antes de proseguir, una digresión: por si acaso, esta no es una apología de la enfermedad; anotamos un conjunto de hechos en cuyo contexto se da la revolución digital de nuestros días. Nada más.
Con el tema educativo, no hace mucho que se reunieron en La Paz unos "expertos", y repitieron lo que ya se sabe desde hace tiempo: "La educación es la suprema función del Estado, que de ella depende el desarrollo de las naciones". No dijeron nada más los expertos. Se reunieron antes de que nos atacara la pandemia. Pero la educación es ciertamente la actividad que más exactamente mide el desarrollo de las naciones, y éstas no irán más allá de donde llegue su educación. Eso se dijo en una reunión de ministros de educación, en México.
Bajo el impulso de la emergencia sanitaria, hoy asistimos al alumbramiento de una escolaridad inédita, y quizá sea ahora más fácil transformar las aulas y los muros de la escuela tradicional, y recurrir, como alternativa, a otro tipo de enseñanza. Las calificaciones punitivas del maestro, del profesor o del catedrático ya no tendrán cabida. Antes todo esto parecía ser una quimera. Las cosas se han venido bruscamente. No se trata de llevar la tecnología digital a las aulas sino más bien convertir el medio en un aula virtual abierta y sin muros. La predicción del libro "Aprender a ser", allá por los años setenta, sólo ahora tiene la posibilidad de plasmarse en realidad.
Y como decíamos anteriormente, la implantación de lo virtual, utilizando como recurso la tecnología cibernética, no será fácil. Lo nuevo y lo antiguo caminarán todavía juntos, compitiendo en muchas cosas. Sin quemar etapas, habrá que avanzar cautelosamente. En todo caso, los alumnos y los estudiantes serán los actores irremplazables en la tarea de su formación; es verdad que el robot puede hacer el papel de maestro, sobre todo si se trata sólo de trasmitir conocimientos.
Las sacudidas violentas a veces sirven. En los años sesenta los jóvenes ganaron las calles de Praga y de otras capitales del mundo; demandaban algo más que ciencia y tecnología; sus exigencias se orientaron hacia otras necesidades más complejas. Hay aspectos de la vida que no podrán ser automatizados nunca. Los valores y los ideales, por ejemplo, pertenecen a esa categoría. La dimensión espiritual escapa a las innovaciones de orden material. Las máquinas, por más inteligentes que sean, no son capaces de producir emociones, la fuerza que proviene del alma. Ningún artefacto podrá reemplazar en ese campo al ser humano.
(*) Ex viceministro de educación
Fuente: Por: Demetrio Reynolds (*)
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