Condenable negocio con la salud

Para pesar de la humanidad solidaria en esta pandemia mundial, surgen actitudes verídicas precisamente en países que deberían reflejarnos el ejemplo de la ética. Alemania, un país extraordinario por su temple de superación, laboriosidad, disciplina, leyes avanzadas y honestidad en sus ciudadanos, está siendo extorsionado en las compras de material sanitario.

Así, para citar uno: en la adquisición de barbijos tanto para propósitos estrictamente médicos como para la prevención de la ciudadanía, el precio se ha incrementado por unidad en 3.000%; sólo este abominable ejemplo de usura nos infiere a pensar con certidumbre lo que podría maquinarse para seguir obteniendo beneficios superlativamente considerables con otros materiales imprescindibles para afrontar la pandemia.

¿Cuál será la moral en estos casos de pandemia universal? Los que producen material sanitario para los hospitales, clínicas y centros de sanidad, saben a ciencia cierta que su material será adquirido por los Estados, entonces, éste es el punto de inflexión para aplicar la solidaridad en toda la intensidad de su denotación y la ética para establecer precios, no obstante, se impone la codicia pese a que se trata de la vida y la muerte.

La ética tiene por objeto el examen y la explicación de los hechos morales, es decir, la moralidad que considera las valoraciones morales, los preceptos, las normas, actitudes virtuosas y manifestaciones de la conciencia. Todos ignorados a sabiendas por algunos productores de materiales sanitarios. La moral es la conducta de los humanos basada en la libre determinación con respecto a la ley moral. Moralmente buena es una acción libre de los humanos que afirma el valor ético objetivo y la ley moral; la mala acción es la que contradice estos principios exactamente similares a la de los usureros que producen material sanitario.

En ningún caso, menos en una pandemia, se puede aplicar una moral interesada que es aquélla en la que, además del valor inmediato de acto se toleran y se prometen como motivo unos bienes. Aquí se tolera como motivo que se beneficien algunos ilícitamente con una pandemia que afecta a todos los humanos por igual; nadie está en una situación invulnerable.

La usura es condenable y es un hecho delictivo dando lugar a que el acto sea un vicio y susceptible a nulidad. En estos casos de necesidad imperiosa de compra para disponer de material sanitario, por la responsabilidad de los Estados ante su ciudadanía, estas ventas usurarias mantendrán intacta la acción legal de impugnarlas y obtener una devolución del montante del justiprecio, cuando se supere esta crisis.

En estos momentos de confusión, incertidumbre e imprevisibilidad causadas por la pandemia, se impone la moral y la ética como un tributo de respeto profundo al prójimo que sufre.

Importantísimo es que las determinaciones que se asuman sobre la atención a los contagiados y a los en cuarentena revista la naturaleza del criterio objetivo, social y material: se trata de atender a todos por igual sin la mínima discriminación, ejemplificando: no privar de ayuda respiratoria a un contagiado para asignársela a otro, cuando la situación de aquél es grave.

(*) Es abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior( UMSA),

Filosofía y Ciencia Política ( CIDES-UMSA, maestrn), Alta Gerencia para abogados

(UCB-Harvard), Arbitraje y Conciliación (Especialidad), Derecho Aeronáutico

( Instituto de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación Comercial. Madrid), Docencia en Educación Superior (Maestría), doctor honoris causa en HUMANIDADES (IWA-Cambridge University, USA)

Fuente: Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)