De la crisis a la tecnología

Nos asusta a veces la palabra "crisis", porque casi siempre es desorden, desastre o algún enredo burocrático. Y claro, no sucede eso todas las veces. Alguien dijo que "La crisis no es tal sino para quien no sabe aprovecharla". Algunas veces suele ser una oportunidad para remover la quietud rutinaria de la vida; sirve para corregir cosas o situaciones que de otro modo costarían mucho más hacerlo.

Hoy estamos al frente de un enemigo común. Para vencer a ese enemigo no sirven ni todos los arsenales nucleares juntos. No se sabe dónde está ni cuando nos ha de ultimar. Es músculo e invisible, un desconocido, un fantasma. Ha borrado todas las fronteras; igual ataca a los capitalistas como a los socialistas; esas diferencias políticas ya no cuentan. China no sólo ha invadido el mundo con sus productos comerciales; hoy es también la referencia del más peligroso microbio; se dice que de allí se expandió. Aun no se tiene un antídoto para combatir; varias investigaciones están en curso, pero van a tardar los resultados.

Es inminente la situación de contagio. A la vuelta de la esquina puede estarnos esperando. La cuarentena es un recurso de la desesperación. Estamos como vencidos; no podemos enfrentarlo porque se escabulle por ignotos caminos del aire. "Quédate en casa; lávate las manos", esa es la consigna de prevención. Aquí en Bolivia los poblados, sean ciudades pequeñas o grandes, con su silencio y su soledad se parecen a los cementerios. De noche es impresionante, la desolación infunde miedo. Nunca se ha visto un paisaje tan sepulcral.

Pero no perdamos la serenidad ni la paciencia. Tal vez sea para exigirnos otra forma de vivir. Debido a que el peligro nos ha cercado, de manos de la tecnología ensayamos emprender un salto cualitativo; se habla con insistencia del nuevo mundo del trabajo a distancia. Ese aparatito de bolsillo donde los jovenzuelos llevan metido el mundo, ha cobrado protagonismo en estos días. En el celular está todo; los estantes de las bibliotecas pronto parecerán museos de una civilización pasada. Es una sacudida terrible. La cibernética ocupa el escenario del tiempo moderno.

Se veía venir. Pero la pandemia ha acelerado su ritmo. La tecnología digital es un gran desafío; tiene sus ventajas y sus desventajas. Su aplicación demandará tiempo, disciplina y coraje. Como toda innovación radical, por ahora parece una fantasía. Pero así empiezan las cosas. Ya hay proyectos de educación en línea. La que se tiene, comparado con la que será en el futuro, aquella se parecerá a un dinosaurio. Los maestros y sus tareas torturantes desaparecerán; las escuelas y sus muros, también. Con todo, saludemos la aurora del tiempo nuevo, sin miedo, sin pánico. El virus letal pronto será un recuerdo.

(*) Es escritor

Fuente: Por: Demetrio Reynolds (*)