Sábado 28 de marzo de 2020
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Los frenillos bucales son tejidos conectivos que unen una parte fija de la anatomía de la boca con otra con capacidad de movimiento -lengua o labio-. Las anomalías en su desarrollo pueden acarrear distintos problemas relacionados con la pronunciación, la alimentación o el correcto
posicionamiento de las piezas dentales.
En la boca tenemos varios frenillos, pero los más destacables son el labial superior, el inferior y el frenillo lingual dependiendo del lugar donde se encuentren. Los dos primeros unen el labio superior o inferior, en su punto medio con la encía y el frenillo lingual une la parte inferior delantera de la lengua con el suelo de la boca.
El frenillo labial es un tejido conectivo fibroso que une la encía con el labio. Podemos distinguir dos tipos de frenillos labiales: superior e inferior. Generalmente, este último tiene un tamaño y grosor más pequeño que el frenillo labial superior.
El desarrollo anómalo de los frenillos labiales puede tener consecuencias muy diversas en nuestra salud bucodental. En edades tempranas, el frenillo se extiende desde la encía a la parte central del paladar. Gracias al desarrollo progresivo de los huesos maxilares y al proceso eruptivo, éste se va desplazando y se pierde su conexión con el paladar.
Fuente: Dr. José A. Canaviri Vigabriel
