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Algo recurrente en la actividad minera, es asociar la producción metalúrgica que permita alcanzar el objetivo pensado de la industrialización, pero que en los hechos no pasa de la teorÃa entusiasta, en el caso de algunas plantas que merecen inversiones para contarlas como productivas, reconociendo que en algunos casos, pese a muchos esfuerzos no se obtienen resultados positivos.
Hay que hablar del caso Karachipampa, en el que ya se han gastado buenos miles de dólares y todavÃa no alcanza el grado suficiente de eficiencia para garantizar la producción de metálicos, en el caso de los lingotes de plomo y plata que constituirÃan el paso inmediato a la exportación de metálicos con valor agregado y una excelente recuperación financiera.
Para optimistas industriales mineros, el caso de la metalurgia en el paÃs requiere de un proyecto más especÃfico, un proyecto que englobe la seguridad de la cantidad suficiente de materia prima para alimentar los hornos de fundiciones en plena actividad, haciendo posible la acumulación de metálico para exportación, recuperando ingresos que en la actualidad son muy reducidos por el valor que los exportadoras otorgan a nuestros concentrados.
El Complejo Metalúrgico de Vinto -Oruro es el que prevalece por la condición tecnológica que utiliza para producir lingotes de altÃsima calidad de estaño metálico, muy requerido en varios paÃses de avanzada industrialización, sin embargo y pese a esa dinámica producción, no cubre toda la demanda que se le exige, debido a ciertos factores relacionados con la provisión de materia prima que no es suficiente y la capacidad de su horno principal, que aún no ha llegado al tope de su rendimiento. La metalúrgica pese al mercado asegurado para su producto, confronta problemas y una alta deuda con su principal proveedor, el distrito de Huanuni, que a su vez requiere de mayor apoyo financiero para "completar" la habilitación de su millonario ingenio, que mejorarÃa el volumen de concentrados para la fundición de Vinto.
Y para los orureños, está pendiente la implementación de una fundición de zinc, la misma que ya debÃa ser construida en predios del complejo Vinto, pero que no pasó de un anuncio polÃtico del anterior gobierno, sin concretarse en los hechos y lo que es peor sin explicaciones del destino de 500 millones de dólares, asegurados para la fundición de Oruro y otra en PotosÃ.
Han pasado varios años del rimbombante anuncio que incluÃa financiamiento asegurado y la nueva fundición sigue siendo un viejo anhelo departamental por el que sin embargo deberÃa trabajarse, tomando en cuenta la necesidad de activar una metalurgia que nos lleve a la industrialización de nuestros minerales.
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