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Domingo 15 de marzo de 2020

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Revista Dominical

A la memoria de Ernesto Cardenal

Del dedo acusador de Juan Pablo II a los brazos abiertos de Francisco

15 mar 2020

Fuente: Por: Edson López Aquino

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El pasado 1 de marzo, la presencia física de Ernesto Cardenal dejó esta vida después de acompañarnos por 95 años, mostrándose como el poeta, el político, el sacerdote, el revolucionario, el monje, el escritor y el teólogo, pero sobre todo como el gran ser humano que supo armonizar su vocación cristiana en diferentes momentos de su existencia.

Viajó por varios países del mundo. Pero sin olvidarse de su Nicaragua querida, su país natal al cual Ernesto amaba en cuerpo y espíritu hasta el último suspiro de su vida. De niño ya demostraba inclinaciones a la poesía y la escritura. Estudió en México donde se graduó, continuó su preparación académica en los Estados Unidos, luego en España, Suiza e Italia.

Participó activamente de la Revolución del 1954 donde no tuvo éxito en su Nicaragua. Luego Cardenal decidió ingresar a una comunidad religiosa católica de monacato, en la Abadía de los Trapenses. En Estados Unidos. Se ordenó cura en Managua y de ahí empezaría un camino de luces y sombras para él en todos los ámbitos.

Al ser parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional, debió ser complicado; más no imposible; que Cardenal pueda entretejer en un bello tapiz su vocación religiosa, con su pasión por la poesía, la teología, y demás atributos que Ernesto manejaba con gran interés, ya que Ernesto buscaba vivir un camino religioso más auténtico y comprometido con el pueblo, fuera de los cánones convencionales que dictaba el Vaticano

Pero su biografía no cobraría la importancia a la que llegó sino fuera por una fotografía que hizo famoso a Ernesto a nivel mundial.

Era marzo de 1983, la Iglesia Católica tenía un pontífice nuevo, el polaco conservador Karol Wojtyla o en términos vaticanistas, Juan Pablo II. El Papa polaco, decidió hacer un viaje a Centro América y en cuyo recorrido llegó a Nicaragua. En el aeropuerto le esperaba toda la Conferencia Episcopal (a la cual solamente debía saludar el Pontífice) y comitiva del gobierno sandinista y entre ellos Ernesto Cardenal que fungía; aparte de ser cura; como Ministro de Culturas.

En los saludos a las autoridades gubernamentales, el Papa dio la mano a cada autoridad, pero cuando llegó donde Cardenal el "Vicario" de Cristo no alargó la mano para el saludo, más bien mostró el dedo acusador y reprendió al cura que se puso de rodillas y le escuchaba con una sonrisa.

"Debe usted arreglar su situación en la Iglesia" le dijo Wojtyla a Ernesto, mientras un enorme letrero colgaba en el aeropuerto que decía "Bienvenido a la Nicaragua libre gracias a Dios y a la revolución"

La foto se convirtió en un ícono. Pero al contrario de lo que pensaba los rigoristas del Vaticano creyendo que esa reprenda sería un ejemplo para los curas que estaban inmiscuidos en política y que optaban por la opción total por los pobres y la Teología de la Liberación. Fue totalmente, al contrario. Cardenal tuvo el apoyo de muchísima más gente a nivel continental y Juan Pablo II confirmaba la imagen de un Papa conservador, anticomunista, condenador de la Teología de la Liberación y de las Comunidades Eclesiales de Base.

Pero no era para menos. Cardenal había trabajado de manera muy mística su vocación sacerdotal. En una pequeña comunidad de Nicaragua había creado una comunidad "como la de los primeros cristianos", una comunidad "Trapa Laica", donde nacían las ideas liberadoras para un pueblo sufrido en la injusticia

Orto motivo fuera la participación de Ernesto y su hermano Fernando (ambos curas) en el gobierno Sandinista. A decir de su hermano Fernando, ellos estuvieron inmiscuidos en el gobierno porque creyeron que ese era el medio de hacer justicia para los pobres que pedían la liberación nacional, pese a que el Papa había dejado en claro que ningún sacerdote debía estar en la vida política.

Tal vez la reprimenda también se dio porque a nivel continental Cardenal era un referente de la Teología de la Liberación, Teología que el Vaticano persiguió como a una bruja de la edad media. Teología que Cardenal asumió y se autodefinió como un "cura marxista".

Esos gestos, esas publicaciones y esa autocrítica al gobierno del cual Ernesto era partidario, hicieron que algunas personalidades aplaudieran y otras abuchearan a Cardenal. Fidel Castro, Salvador Allende, Gabriel García Márquez entre otros, resaltaban la figura del poeta.

Pero la reprenda no quedó allí. El Papa emitió una orden que prohibía a Cardenal de administrar algún sacramento. El nicaragüense acató la decisión de la autoridad por 35 años.

Hasta que en febrero de 2019 otra foto volvería a hacer famoso a Cardenal. El Papa Francisco, con un verdadero gesto de hermano y de reconciliación emitió la absolución "de todas las censuras canónicas impuestas" y le permitieron a Ernesto celebrar su "última primera misa" postrado en la cama de un hospital. La noticia se la dio personalmente el Nuncio de Nicaragua el polaco Stanislaw Waldemar Sommertag, y fue el Obispo de Managua, Silvio José Báez, se acercó al hospital donde se encuentra el poeta, se postró ante su cama y le dijo: "Le pido su bendición como sacerdote de la Iglesia católica". Un polaco reprendió a Cardenal y otro polaco le dio la noticia de la absolución. Ernesto se arrodilló ante un jerarca de la Iglesia y recibió un regaño y luego otro jerarca se arrodillaría ante Cardenal y éste le daría la bendición. Los tiempos de Dios son misteriosos.

Finalmente, no dejemos de lado al Ernesto intelectual, cuyas poesías encarnan el sentir doloroso del pueblo, los sueños, las luchas, los anhelos y las victorias de cada hombre y mujer de esta tierra. Cardenal supo sentir esas emociones y plasmarlos en sus escritos. Cómo olvidar la famosa poesía "Al perderte yo a ti", "Oración por Marilyn Monroe", "Por esos muertos� nuestro muerto" o su gran escrito "El evangelio en Solentiname". Prosas y versos que le cambian la vida a cualquiera

Con sus luces y sombras Cardenal supo ser ese hombre místico que cautivó y fue un paladín para Latinoamérica, con su típica boina negra, la melena encanecida por los años y la experiencia, sus ojos claros cubiertos por los cristales de sus anteojos, con el pie unido a sus peculiares sandalias y con esa lucidez que hasta sus 95 años siguió manteniendo. Sus últimos años de vida, fue muy crítico al gobierno de Ortega, calificándole incluso de dictadura.

A palabras de Rafael Puente: "Resulta poco relevante que haya fallecido, ya que, en los hechos, Ernesto Cardenal sigue vivo".

Fuente: Por: Edson López Aquino
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