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Sábado 14 de marzo de 2020

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Revista Tu Espacio

PEDIATRÍA

Qué hacer para que los niños obedezcan sin gritarles

14 mar 2020

Fuente: Fuente: conmishijos.com

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La primera consiste en utilizar un tono de voz y un lenguaje corporal adecuados para que comprendan que el mensaje es importante. Tenemos que agacharnos hasta la altura del niño, fijar la mirada en sus ojos y hablar usando frases breves con voz serena y baja. Cuanto más tranquilo y bajo sea el tono de voz, más eficaz resultará. Tener confianza en nuestra autoridad es importante para hacerlo bien.

Nunca debemos dar órdenes sin estar seguros de que podremos lograr que se cumplan: nada nos desautoriza tanto como dar una orden, que no se cumpla y no poder hacer nada al respecto. Por tanto, si no tenemos claro cómo lo conseguiremos, mejor hablar de forma no imperativa.

Una manera, muy eficaz y de gran valor educativo, consiste en dejar elegir a los niños entre

hacer lo que les decimos o no hacerlo, anunciándoles cuáles van a ser las consecuencias.

Imaginemos, por ejemplo, que nuestro hijo no quiere venir a cenar. Podemos decirle: «Puedes elegir entre venir ahora o bien más tarde, pero ten en cuenta que, si vienes más allá de las ocho, no nos va a dar tiempo a contar un cuento antes de ir a la cama». Si el niño viene más tarde, deberá asumir las consecuencias de la elección que ha hecho. No hará falta que nos enfademos en ningún momento: sencillamente deberemos cumplir lo que hayamos anunciado que sucedería. Es importante que estas consecuencias sean lógicas, es decir, que haya una relación entre el hecho y su consecuencia, que ayude al niño a ver el sentido de aquello que hay que hacer. La mejor forma de percatarse de dicho sentido consiste en experimentar el resultado, lo cual es más efectivo y educativo que la presión y las amenazas. Hay que escoger bien las consecuencias y gestionar adecuadamente los berrinches que muchas veces llegan cuando a los niños no les gusta lo que sucede.

Dar instrucciones en afirmativo es otra táctica que da buenos resultados. En lugar de «no chilles», por ejemplo, es mejor decir «habla más bajo».

También funciona muy bien dar mensajes de ánimo y positivos. Mejor decir «Si piensas en llevarte todo lo que necesitas, tu misión será un éxito» que «Si no te acuerdas de llevarte todo lo necesario, fracasarás».

La precisión y los mensajes claros también ayudan a conseguir que los niños nos obedezcan.

Conviene evitar la expresión «pórtate bien», puesto que es imprecisa (no todo el mundo entiende lo mismo por portarse bien). Si deseamos que nuestro hijo se comporte en la farmacia, por ejemplo, en vez de decirle «Cuando entremos en la farmacia, pórtate bien» vale la pena precisar más: «En la farmacia, saluda y no toques nada mientras me atienden». Y si hay que recriminarle una conducta inadecuada, digámosle exactamente qué fue lo que nos pareció incorrecto y animémosle a hacerlo mejor la próxima vez.

Evitar las órdenes innecesarias, celebrar lo que está bien para reforzarlo, ser comprensivos con las situaciones y ser asertivos al ordenar son otros recursos efectivos para evitar tener que repetir las cosas demasiadas veces y para lograr el objetivo de que nuestros hijos nos obedezcan. Es posible: con paciencia y con constancia.

Fuente: Fuente: conmishijos.com
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