Miercoles 04 de marzo de 2020

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Editorial y opiniones
Rigor de la naturaleza en Tiquipaya
04 mar 2020
Fuente: Por: Demetrio Reynolds (*)
La naturaleza no perdona nunca, no hay que infringir sus leyes. Está a la vista la prueba de esa triste realidad. Los gobernadores y alcaldes permitieron - acaso con anuencia y complicidad - los asentamientos ilegales y la deforestación. El peligro potencial existÃa, pero ellos no tienen tiempo para atender las necesidades. Tiquipaya es un punto en el contexto. En todo el territorio nacional hay municipios que ejercitan la cleptomanÃa belicosa entre ellos. Y llevan, casi todos, la marca del partido polÃtico al que pertenecen.
En opinión de un especialista "no se hicieron respetar las franjas de seguridad del rÃo; eso es una debilidad del gobierno municipal, porque esta es la institución que aprueba los planos para la construcción de viviendas". Esas construcciones ilegalmente autorizadas fueron devastadas por la irrupción violenta de la mazamorra. A la hora trágica, nadie es responsable. Los alcaldes son diestros para representar a Pilatos; el culpable es siempre el otro.
Un fenómeno similar, pero con fuego, ocurrió el año pasado en la ChiquitanÃa. Millones de hectáreas fueron devoradas por las llamas, sin que le importe gran cosa al gobierno; con pasmosa insensibilidad dejó que el bosque ardiera durante varios meses. Y por ironÃa, al depredador se nombró campeón mundial en la defensa de la Madre Tierra. Aludiendo a esa situación, Roberto de la Cruz, de El Alto, planteó condecorar a Morales "en mérito al hombre más mentiroso del mundo, pues él es el causante de los incendiosÂ?".
En el fondo, es un problema ambiental. Lo de ChiquitanÃa y Tiquipaya no son sino efectos del "cambio climático", fenómeno de nuestro tiempo que afecta a gran parte geográfica del mundo y desafÃa la iniciativa del ser humano. No sólo que estamos asentados sobre un polvorÃn nuclear, con el inminente peligro de hacer volar en pedazos el planeta, (cosa que puede ocurrir hasta por accidente) sino que tenemos el loco afán de destruir el equilibrio de la naturaleza con la emisión de gases contaminantes.
Fuente: Por: Demetrio Reynolds (*)