Nuestro cuerpo

El cuerpo humano no puede compararse con nada o con algo, pues es al mismo tiempo protección y peligro. La estructura corporal requiere de protección como el alimento, el sexo, el vestido y la higiene, entre otros y la evolución del cuerpo es la capacidad de transformación y lo que manifiesta la historia.

La evolución no significa actuar egocéntricamente sino es la solidaridad para la comunicación de los mejores métodos de conservación del cuerpo; organismo superlativamente maravilloso que funciona por la sinergia de sus órganos en un complicado proceso.

El cuerpo humano requiere de la participación de otros para su conservación y equilibrio en la salud como una autonomía compartida. La interrogante del cuerpo está relacionada con la religión expresada en la finitud del mismo y la inmortalidad del alma que testimonia su vigencia con la muerte.

Pierre Bourdieu, sociólogo francés, decía: "El mundo social constituye nuestro cuerpo", y se refería a que el aprendizaje construye nuestro cuerpo y cuanto más aprendemos el cuerpo actúa correctamente. Naturalmente existen diferentes fases de la corporalidad, por ejemplo; es diferente el cuerpo de un deportista, de un trabajador de las minas, atleta, de un médico, de un profesor, entre otros.

Inconcusamente por nuestro cuerpo somos reconocidos por los otros, es decir, por la fisonomía. De esta característica propia devienen los problemas actuales cuando cada uno percibe su cuerpo por lo que siente y desean manifestarse, es el caso de los transexuales, lesbianas y homosexuales que encuentran todavía intensas barreras de la sociedad, aunque hoy atenuadas por las diferentes leyes que protegen sobre la disposición propia del cuerpo.

La esencia de los impulsos y de las percepciones debería ser controlada, evitando el libertinaje de las inclinaciones para vencer esas represiones. La corporalidad tiene relación con la vergüenza y ésta es de naturaleza subjetiva e impuesta por la sociedad. Las interrogantes sobre la vergüenza van evolucionando con el transcurso del tiempo y son una expresión del ordenamiento de una sociedad.

Un aspecto moderno es la realidad que el cuerpo recibe un stress o fatiga por las personas que generan en su voluntad una irrefrenable aspiración a ser más bellas o bellos, más inteligentes, más aceptadas en los trabajos de élite y más prolíficos en la actividad que realizan. Lo anterior convierte a las personas muy proclives a vivir constantemente atentas a todo lo que puede embellecer o mejorar el cuerpo.

Esta tendencia puede adjudicarse a que los humanos sientan una necesidad de reconocimiento y éste se produce cuando uno evalúa a su prójimo y viceversa. La medicina ha crecido ostensiblemente en su espectro de oportunidades y métodos para "reparar" el cuerpo; generando una acuciosidad sobre las oportunidades de mejorar el cuerpo hasta llegar a la aplicación de nuevas técnicas para el trasplante de embriones para la reproducción, dejando intactas las interrogantes éticas y de moral.

Igualmente se ha transformado el concepto de la vejez; hoy, se arraiga la tendencia de mantenerse activo pese a la edad y a la renuencia de aceptar fácilmente vivir reposado y descansando por haber trabajado muchas décadas y sin la presión de una obligación laboral.

(*) Es abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior (UMSA), Alta gerencia para abogados (UCB-Harvard), Ciencia Política y Filosofía (CIDES-UMSA, maestn), Derecho Aeronáutico (Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico , del Espacio y de la Aviación Comercial, Madrid), Docencia en Educación Superior(Maestría), doctor honoris causa en Humanidades( IWA-Cambridge University, USA)

Fuente: Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)