Lo del Silala suena mal

Desde la aproximación de la canciller boliviana a la Corte de la Haya, para observar el curso del proceso en el tema del Silala y enterarse de que tiempo atrás en la gestión del renunciante presidente Evo Morales, se insinuó que "parte de las aguas del Silala corren de manera natural hacia territorio chileno" se otorgó una "ventaja jurídica" a la demanda chilena, situación que a la inversa quita fuerza y argumentos a la defensa boliviana. Es un

caso muy complejo.

La revelación por supuesto que generó reacciones muy marcadas en los medios sociopolíticos de nuestro país y surgieron fuertes críticas contra el ex mandatario que habría instruido en ese sentido al equipo jurídico que trabajaba en el asunto y que hace días atrás renunció a su representación jurídica, aduciendo

que "terminaron sus contratos".

Entre las duras reacciones que fueron expresadas en niveles políticos, en instancias institucionales, en sectores laborales y otras entidades civiles, el asunto es tan grave que planteó la posibilidad de iniciar un proceso por "traición a la Patria", contra quién o quiénes fuesen responsables de cambiar o alterar el sentido de territorialidad nacional.

Este asunto tiene además otras derivaciones, entre algunas, la denuncia del activista nacional Vladimir Machicado quien anticipó procesos contra autoridades que habrían suscrito un "acuerdo ultra secreto" sobre el Silala comprometiendo 100 mil millones de dólares, una suma extremadamente alta, que sin embargo determinaría calificar el caso como "traición a la Patria". Según al activista, el art.- 6 del supuesto acuerdo de 17 puntos, establece que las partes reconocen que el 50 % de las aguas del Silala corresponden al Estado Plurinacional de Bolivia. Un problema sobre otro, en el tema de aguas que nos mantiene distanciados en las relaciones con el vecino país.

El tema de las aguas del Silala, es un desafió boliviano a las decisiones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que basándose en documentos fehacientes dilucidará sobre la posición legal y real de los protagonistas de la demanda, interpuesta por Chile, y la defensa encarada por Bolivia, pero la misma observada recientemente por "la inclusión en los alegatos escritos de una posición boliviana que contradice los fines de la defensa del tema y de la soberanía nacional".

Con seguridad que hay culpables sobre la materia, los ex cancilleres del gobierno pasado, un ex titular de justicia, el equipo de Diremar y del Delegado oficial ante la CIJ, que necesariamente tuvo que estar enterado del asunto. El tiempo corre, dos meses más, para otra instancia en la CIJ y nuestro reclamo en vacío, de momento sin equipo jurídico y con una noticia que resulta oportuna para muchos y perjudicial para otros. El tema del Silala suena mal.