Se acabó el mes de Oruro

El calendario de febrero cerró este año con un día más, lo que no significó absolutamente nada en la esperanzadora espera de que algo nuevo podía anunciarse a favor de éste pasivo departamento de Oruro, por lo tanto lo único que seguirá en pie es la ilusión de una reactivación del espíritu batallador de los orureños y una reafirmación de unidad para reclamar los próximos meses la atención gubernamental a los problemas de nuestro distrito.

Uno de los más complejos y sin embargo de vital solución para el sostenimiento económico departamental tiene que ver con la reactivación de la minería regional, la misma que en dos décadas no ha tenido ni un solo proyecto de renovación de sus viejos yacimientos mineros, que en ese tiempo han continuado su imparable desgaste, disminuyendo lógicamente el tiempo de vida útil productiva que se necesita para que Oruro siga siendo minero.

Tampoco se concretó el publicitado proyecto de instalación de una fundición de zinc en Oruro, ubicando dicha planta en los predios del complejo metalúrgico de Vinto, empresa que a su vez, confronta problemas en la provisión de una adecuada provisión de materia prima, debido a la disminución de rendimiento en la mina de Huanuni donde un millonario ingenio, no puede funcionar. El sistema metalúrgico también necesita un fuerte soporte financiero para evitar que las deudas del complejo, pongan en riesgo el trabajo de la minera Huanuni.

Al declinar la minería desde hace años, Oruro asume una actividad de salvación de vida y se convierte en un centro de intensa actividad comercial, lamentablemente la mayoría del negocio en la marginalidad, pues se trata de un intenso movimiento del contrabando que fortalece el comercio informal, en tanto que se amplía ese rubro económico dando vía libre a la importación masiva de mercadería china que ha inundado el comercio local y se ha expandido a otros distritos, especialmente del eje central, todo un esquema irregular que ha cambiado el modus vivendi del Oruro pasado.

Hay otra serie de problemas que tampoco han podido solucionarse de manera satisfactoria en la gestión pasada y menos en los dos primeros meses de este año, son además proyectos que se arrastran desde hace pasadas gestiones, los casos del Puerto Seco, del Parque Industrial, e increíblemente ni siquiera se pudo comenzar la construcción del Mercado Central y no hay visos de concluir en tiempo razonable, el embovedado del canal Tagarete, tampoco la expropiación de un terreno para terminar un proyecto de hace años que facilite el descongestionamiento vehicular en la zona este. Es increíble pero nuestras autoridades no tienen sentido de priorizar gestiones y encarar proyectos que sean de beneficio colectivo para la comunidad.

Se acabó el mes de Oruro, con la celebración revolucionaria del 10 de Febrero y este año con la realización del carnaval hacia fines de mes, que por lo menos mostró una vez más la importancia de un evento reconocido como la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.