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Domingo 18 de marzo de 2012

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Revista Dominical

Hacia el centenario fundacional

Primicias estelares en la información de “LA PATRIA” en sus 93 años de trabajo

18 mar 2012

Fuente: La Patria

Vocación de patria en su fundación y labor cotidiana • La interviú que costó el cargo a un presidente electo • Una primicia de relevancia: La nacionalización de las minas • 2006: A la altura del tetra centenario de la ciudad de Oruro • Por: Ángel Torres

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Decano histórico de diarismo orureño en su más depurada tradición comunicacional y respetable Subdecano de la Prensa Nacional, el diario LA PATRIA, encaminado ya hacia su centenario fundacional, en sus 93 años de fructífera existencia tuvo la satisfacción profesional de haber informado primicialmente de sucesos de repercusión patria e interés externo; así como la entereza de soportar los gajes del oficio.

En la primera de sus cuatro épocas, una entrevista de prensa de su director Demetrio Canelas al presidente electo de la República Dr. José Gabino Villanueva, derivó en una hábil jugada política que le costó el alto cargo electivo: el Congreso anuló la elección.

Durante la tercera época, ante el estupor de la gran prensa, la mismísima tarde del día de la promulgación del D.S. de nacionalización de las minas en un sitio entre Siglo XX y Catavi - después Campo María Barzola-, publicó inextenso el decreto e informó de los pormenores de tan extraordinario evento en una edición especial vespertina de cuatro páginas, como fruto del esfuerzo mancomunado de cuatro periodistas encabezado por el director Enrique Miralles.

No fueron las únicas primicias informativas, pero sí las más grandiosas y trascendentes, pues solía anticiparse con frecuencia a la prensa paceña en la publicación de noticias políticas de relieve, las que días u horas después se confirmaban a plenitud en la sede de gobierno. Durante los graves conflictos sociales en distritos mineros, el matutino “LA PATRIA” era el primero en hacer presencia con sus reporteros y fotógrafo, gracias a la proximidad geográfica; lo mismo que a las “zonas rojas” del F.C. Oruro – Cochabamba donde se producían derrumbes hacía la vía férrea que obligaban a suspender el tráfico durante días.

DECANO HISTÓRICO;

SUBDECANO EFECTIVO

Lo de decano histórico del periodismo orureño no es una hipérbole o exageración, sino una verdad fundada en el tiempo. Establecido en 1919, pervivió a los impresos del liberalismo, republicanismo y a los del nacionalismo solista (1926 - 1930), a los ulteriores neoliberales, neorrepublicanos e infrecuentes voceros “independientes” de las dos últimas décadas del largo período del periodismo político – partidista (1883 - 1940); así como a los periódicos empresarialistas de escaso capital hasta 1952. Pervive también a los semanarios y a un diario, fundados durante la segunda mitad del siglo XX, extensivo a este comienzo del XXI, de modo de mantenerse como el único y tecnologizado gran diario orureño de circulación nacional.

Lo del subdecanato de la Prensa boliviana es tan efectivo que basta con precisar su datación, el cómo y desde cuándo.

Hacia 1950, en la ciudad de Oruro circulaban los diarios “Noticias”, “La Mañana” y “LA PATRIA”, un sabatino universitario y un dominical humorístico; apareció también cual destello, el diario “Sajama” (unos cinco números).

A ese año, la decanatura de la prensa del país era detentada por “El Antoniano”, de Tarija, fundado como boletín franciscano de catequesis en octubre de 1896, evolucionando a diario informativo; mientras que la subdecanatura la ostentaba “El Diario” de La Paz (1904)

REMEZÓN POLÍTICA

En 1952, en Bolivia cambia cruentamente la realidad política, económica y social. Al conjuro de la Revolución dejan de circular importantes diarios y se acallan varias emisoras. En Oruro se cierran “Noticias” y “La Mañana”, se acalla también “Tribuna Universitaria” y enmudecen unas dos estaciones de radiodifusión.

El Gobierno, como medio de control político de la prensa, asume el monopolio de la importación y distribución de los insumos de imprenta; papel y tinta eran otorgados en función de los tirajes de edición de cada impreso.

El 23 de febrero de 1953, “El Antoniano” entrega su última edición, aduciendo “dificultades financieras y políticas”, dejando para la historia su decanatura de la prensa nacional, cuyo honor pasa por gravedad a “El Diario” de La Paz y la subdecanatura a “LA PATRIA” de Oruro, sin necesidad de proclamación.

VOCACIÓN PATRIA

EN LA FUNDACIÓN

A diferencia de la fundación de diarios y periódicos hasta 1919 y mucho después (1940), que respondían invariablemente a motivaciones político-partidistas, la del matutino “LA PATRIA” obedeció al clamor popular de contar con un vocero de prensa sustentador de la causa marítima, expresado en una eufórica concentración ciudadana en la Plaza 10 de febrero, durante la segunda semana del mes de marzo de ese año, alentado por la posibilidad internacional (europea) de revisión de los tratados impuestos por la fuerza de las armas, caso de los territorios ocupados en guerras de conquista; consecuentemente, por extensión y analogía, la del Tratado de Paz con Chile de 1904, suscrito por parte boliviana bajo la coacción chilena de reanudar la guerra.

La iniciativa de la posible revisión de los tratados ominosos cupo al presidente de los EE. UU., Thomas W. Wilson, en un mensaje al Congreso de su país, enviado el tres de enero de 1918, tras nueve meses y días de que su patria se involucrara en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Estaba incurso en un Plan de de paz de 14 puntos, incluyendo también la creación de de una Sociedad de Naciones para velar por la paz en el planeta, que fue discutido durante seis meses por voceros de los países beligerantes y otros interesados de Europa, algunos de los cuales formularon varias observaciones.

Lo efectivo fue apurar el fin de la guerra y la organización de una liga de naciones (antecesora de la ONU), en cuya I Asamblea reunida en Ginebra, a principios de marzo 1919, el presidente Wilson reformuló su plan de paz de 14 puntos. Del anunciado o proclama de no validez de las conquistas territoriales e imposición de tratados, se infirió su revisabilidad, sentando el principio de que “La conquista no da derechos”.

SU LOGOTIPO

SURGE DEL PUEBLO

En la mencionada marcha y concentración ciudadana en la Plaza 10 de febrero de antes del 15 de marzo, tras los encendidos discursos de Florián Zambrana, Luis Calvo, Fermín López, Demetrio Canelas y algún otro patricio, quienes se hacían eco de la propuesta wilsoniana, de la intervención de Canelas fluyó la urgencia de un órgano de prensa sustentador de la causa marítima a partir de la revisión del Tratado de Paz con Chile de 1904, cuando alguien de la multitud prorrumpe con “viva la patria”, cuyo efecto fue que se lo recogería como nombre del periódico a fundar.

Así, el nombre del diario a fundar emergió del soberano, se llamará “LA PATRIA”. Se encomendó a Canelas organizar la empresa editora, que lo fue con Florián Zambrana, Luis Calvo, Casiano Arnez y él. Obviamente tenía que imprimirse en una imprenta alquilada y a cuyo cometido el industrial Enrique Collazos ofreció la suya, instalada en una casa de la entonces calle Gobierno (Pdte. Montes).

La organización empresarial llevó tres o cuatro días, contra el tiempo, tanto que el 18 de marzo, el designado director Canelas y otro abogado, suscriben en la Fiscalía de Distrito el documento de solvencia empresarial periodística, que regía desde tiempo atrás como medio de coacción a la prensa.

Fueron sus primeros redactores Enrique Zeballos Antezana, Abel Ascarrunz, Natalio Peña, Enrique Condarco. Administrador: Ricardo Vélez, Jefe de talleres: Félix Rodrigo. La imprenta de caja y la prensa manual accionada a tracción humana.

Así, contra viento y marea, pero con un lúcido espíritu patrio, el primer número o primera edición de LA PATRIA sale a las calles el 19 de marzo de 1919. En el editorial se explana con alta doctrina el tema marítimo y pergeña la línea informativa a seguir: servicio a los intereses inmanentes del país y la nación.

Al ganar las calles el flamante diario, circulaban “El Industrial” (el más antiguo), “El Tribuno” y “La Nación”, dos de ellos adscritos al liberalismo gobernante y el otro pro republicano. Canelas y los cofundadores eran militantes del partido Republicano, fundado en Oruro a principios de 1914, pero el impreso no encuadrado a la consigna de partido.

SU BAUTISMO

DE FUEGO

Fundado el diario “LA PATRIA” en la mitad del período de la prensa político-partidista del país, no demora en soportar las contingencias, es decir, la represión.

Sus editoriales y artículos de fondo de elevada crítica, de fiscalización y de orientación, así como su información de alcance político, son redactados en un castellano castizo y con profundidad doctrinaria, según el tema de que se tratase, colman las expectativas de los lectores, pero no de las celosas autoridades del ya agónico gobierno liberal – el último- de José Gutiérrez Guerra, quienes replican con el garrote y el daño material, cual era costumbre con la prensa opositora.

La noche del 17 de marzo de 1920, dos días antes de que el matutino cumpliera su primer aniversario, sus instalaciones son allanadas por agentes de policía, dándose a la tarea de destruir lo que pueden, empezando por volcar las bancas de los talleres donde armaban las “ramas” o páginas con sus textos ajustados, dispuestos para pasar a la impresión, esto es lo que en la jerga del gremio gráfico se llama “empastelamiento”; inutilizan los implementos del trabajo manual, el director Canelas es detenido y el vocero deja de circular varios días. Fue su bautismo de fuego en la forma de “clausura automática”.

Ese primer silenciamiento del altivo “LA PATRIA” habría sido prolongado o definitivo, de no concurrir el espíritu combativo de Canelas, ya libre, quien logra que Fermín López, propietario y director del veterano “El Industrial”, pusiera a su disposición dicha imprenta. Sobre la marcha, Canelas reorganiza la planta de redacción y reanuda el trabajo editorial y el airoso matutino vuelve a las calles.

LOS REPUBLICANOS

ASUMEN EL PODER

A la vuelta de cuatro meses del brutal atropello a las instalaciones de la “LA PATRIA”, una revolución del Partido Republicano y de mandos medios del Ejército, da fin al débil gobierno del ingeniero y economista José Gutiérrez Guerra y con él al ciclo del liberalismo de cinco presidencias. La rebelión republicana, llamada también “La gloriosa”, por incruenta, el 12 de julio de 1920, tiene como únicos escenarios las ciudades de La Paz y de Oruro, en ésta, el comité revolucionario está integrado por Florián Zambrana, Demetrio Canelas, Luis Calvo, Hernando Siles (presidente a futuro), Luis Herrero (andando el tiempo, propietario corto tiempo de “LA PATRIA”) y Minor Gainsborg.

En La Paz se organiza una junta nacional de gobierno integrada por José María Escalier, Bautista Saavedra y José Manuel Ramírez, los dos primeros, jefe y subjefe del republicanismo, aunque, desde el principio, quien toma la sartén por el mango es Saavedra. Una convención nacional convocada para el 14 de noviembre de ese año, lo elige presidente de la república, jura el cargo el 28 de enero de 1921 y lo ejerce hasta el 3 de septiembre de 1925, en medio de dificultades políticas, económicas y sociales, sobre todo, una permanente conspiración para derrocarlo. Enfrenta huelgas de ferroviarios, mineros, gráficos, tranviarios, telegrafistas. Él se apoya en los artesanos y otros trabajadores y sabe corresponder: dicta las primeras leyes sociales del país.

El Dr. Bautista Saavedra Mallea (Sorata 1869-Santiago 1939) era un hombre de carácter. Don de mando y personalista, intelectual, periodista y escritor que supo erigirse a la altura de un caudillo indiscutido, relegando a correligionarios y adversarios. Gobierna de estado en estado de sitio. Una muestra de su temperamento fue que a poco de jurar el cargo, ordena la clausura de todos los diarios y periódicos del liberalismo caído y reorganizado que habían comenzado a criticar la ruptura del orden institucional de la República, olvidando que ellos también, los liberales, habían subido al poder con una revolución propia.

LA PRIMICIA QUE

COSTO UN MANDATO

Su mandato concluía el 28 de enero de 1925 – Año del Centenario de la República-, convoca a elecciones generales para el dos de mayo que las gana fácilmente el binomio oficialista conformado por José Gabino Villanueva- Abdón S. Saavedra (su hermano), revelador ya de su inclinación a retener el mando y seguir gobernando detrás del solio. La candidatura de Villanueva fue prohijada por él, era su hombre de confianza y, para mayor certeza de sus designios, el vicepresidente electo era su carnal.

Loa comicios, previa suspensión de un estado de sitio, el retiro del binomio opositor Daniel Salamanca (republicano disidente)-José Luis Tejada Sorzano (liberal), se celebran entre la inquietud ciudadana y la activa labor de los opositores. Al triunfo electoral del oficialismo, sólo restaba el incumplimiento de las formalidades legales (proclamación en el congreso) y protocolares para la instalación del segundo gobierno republicano-saavedrista.

Así debía ser, empero, una entrevista de prensa del director de “LA PATRIA”, Demetrio Canelas, al presidente electo en un ambiente del Hotel París, en La Paz, modifica dramáticamente el curso de los acontecimientos.

Tras los requilorios de estilo, ¿qué preguntó Canelas y que respondió Villanueva?

-Canelas.- Dada la situación de crisis a todo nivel que se vive en el país desde hace tiempo, ¿cómo va a encarar el malestar su gobierno?

-Villanueva.- Vamos a propender a una conciliación nacional, a bajar las tensiones confrontativas de los bolivianos y a gobernar con los ciudadanos más idóneos (del partido que fueran), a fin de encaminarnos por la senda del progreso y la fraternidad.

No cabían más preguntas, la noticia estaba dada. Canelas la envía por telégrafo a su diario, cuya publicación conturba al mandatario saliente, se siente defraudado y que el poder se le escapa de su control. Pasado el sofocón se da a urdir el medio de evitar la posesión del nuevo presidente.

CUESTIÓN DE

DETALLE LEGAL

Primero manda a llamar a Villanueva, le enrostra su deslealtad al anunciar un gobierno con la oposición, siendo que correspondía un “gobierno de partido”. Le demanda una retractación a la que el electo se niega. Se ha producido la ruptura política entre los dos. Saavedra, días después, le envía una carta en la que le emplaza a renunciar su elección. Ante la negativa, sólo resta el juego político que se reduce a una simple cuestión de detalle legalista.

Reunido en agosto el Congreso Nacional, un senador oficialista demanda y fundamenta la anulación del comicio presidencial: los candidatos a Presidente y Vicepresidente de la República no estaban legalmente habilitados para postular, no habían dimitido 60 días antes de las funciones públicas que ejercían; Villanueva de Ministro de Instrucción Pública y Abdón S. Saavedra de Prefecto de La Paz.

Abierto el debate, los partidarios de Villanueva nada pudieron hacer para salvar su presidencia. Se votó afirmativamente la anulación de esos mandatos. Cumplido ya el período presidencial de Saavedra, el 3 de septiembre entrega el mando al presidente del senado, Felipe Segundo Guzmán, quien debe llamar a nuevas elecciones a la brevedad, como único mandato.

CUATRO ÉPOCAS

Hemos aludido a cuatro épocas en el historial de “LA PATRIA”, son las siguientes:

1.- Época Canelas, desde 1919 a 1941, la más intensa, dado el contexto político-partidista en que se desarrollaba el periodismo nacional, pero sin encuadre rigoroso a la consigna de partido. Son valiosos y vigentes los materiales publicados en torno al problema de mar boliviano.

2.- Interregno de cinco años entre 1941 a 1946, en que, primero, Canelas transfiere el diario-empresa a un ciudadano alistado en el republicanismo y éste, en 1943, a Luis Herrero, industrial minero también republicanista, quien abre las páginas a jóvenes de mentalidad de izquierda como Felipe Íñiguez Medrano y Hernán Quiroga Pereira (inmediatos diputados, catedráticos y rectores de la UTO), los dos militantes del PIR. Es el cortísimo período en que se habla de “LA PATRIA” como socialista.

3.- La tercera época abarca desde 1946, en que Herrero transfiere la empresa a la sociedad comanditaria de Enrique Miralles y Cristóbal Molina, que se extiende hasta 1987, quienes liberan al matutino de toda implicancia de banderío político. El vocero ya no publica noticias políticas de relevancia propicias, le dan un sello sólo empresarial y de servicio público, principalmente de los intereses de Oruro.

4.- La cuarta época comprende desde 1987 en que Molina vende sus acciones a Marcelo Miralles Bová y se extiende hasta nuestros días; período gratísimo para el diario orureño, pues, se moderniza y tecnologiza a tono con los adelantos de la industria de la información, aumenta el número de sus páginas, crea secciones, publica revistas y ediciones especiales (IV centenario de la ciudad) y hace honor a la subdecanatura que ostenta.

LA NACIONALIZACIÓN

DE LA GRAN MINERÍA

El gran logro del diario “LA PATRIA” durante su tercera época es la feliz cobertura de la nacionalización de las minas (de los “Barones del Estaño”), el 31 de octubre de 1952, de cuya ejecutoria la nación y el país esperaban la superación del secular atraso, la industrialización extra minera, la vertebración geográfica del territorio mediante ferrocarriles al Oriente y al Norte, carreteras, aeropuertos, etc.

Es que la bolivianización de las minas de los tres grandes grupos, Patiño, Hochschild y Aramayo, fue precedida durante años de una pertinaz prédica política sobre sus bondades, de parte de los partidos de izquierda y nacionalistas. Decíase que el producto en divisas de la exportación de nuestros minerales ya no iban a engrosar las cuentas bancarias en el exterior de los concesionarios de las minas, que iban a tornar al país en la forma de dólares frescos que serían utilizados en el desarrollo económico, social y estructural del país.

Con tan grandiosa promesa, “LA PATRIA” se prodiga en una digna cobertura periodística, acaso sin considerar que iba a alzarse con la primicia informativa impresa, dado que el acto de la nacionalización fue transmitido desde Catavi-Siglo XX mediante una red de radiodifusión.

La tarde de la víspera de la promulgación del D.S. de nacionalización de las minas, el director Enrique Miralles, Cristóbal Molina, Luis Díaz Matta y Edmundo Rocabado se trasladan a bordo de un vehículo a la población de Llallagua, la más próxima a la zona minera escenario del acontecimiento. Esa misma noche Miralles concluye la planificación del trabajo periodístico. Díaz Matta y Rocabado se dan a la ímproba tarea de tratar de obtener copias del decreto a promulgar y de los discursos principales a pronunciar. Díaz obtuvo copia del decreto y esa misma noche empezó a dictarle telefónicamente a Oruro, a “LA PATRIA”. Pernoctaron también en Catavi algunos ministros e invitados del exterior, en la casa de huéspedes de la empresa Patiño Mines.

EDICIÓN VESPERTINA

Amanecido el día del evento, todo estaba dispuesto. Los mineros, exultantes, se concentraban rigurosamente uniformados con sus trajes de labor, guardatojos y muchísimos armados de fusiles y dinamitas, mientras que desde zonas rurales venían columnas de campesinos ricamente ataviados. Sólo faltaba la llegada de los mandatarios, otros ministros y diplomáticos que lo hicieron a bordo de aviones escoltados por cazas de nuestra aviación, aterrizaron en la aeropista de Uncía.

Para entonces, Díaz retomó el envió telefónico del material, esta vez, extractos de los discursos de los ministros de Minas, canciller y Mensaje del Presidente Paz Estensoro.

El esperado e histórico decreto fue promulgado a las 11 horas. Los redactores de “LA PATRIA” seguían al teléfono, de tal manera que en la tarde, el diario orureño pudo entregar una edición vespertina de cuatro páginas, dejando en la perplejidad a los avezados periodistas y corresponsales de prensa extranjera que habían viajado desde La Paz.

BAUTISMO EN LA

ÉPOCA MIRALLES

Si el diario “LA PATRIA” en su primera época tuvo su bautismo de fuego, entendido como asalto gobiernista a su edificio, principalmente a sus talleres de imprenta y consiguiente “empastelamiento” y otros daños materiales, así como el apresamiento de su director; lo peor, la suspensión de sus ediciones durante varios días, así con tales características, durante su tercera época, el altivo matutino tuvo su prueba de fuego. El director Enrique Miralles fue apresado.

Ocurrió a principios de mayo de 1955 en que desde el gobierno central se da la orden de ocupación de las universidades a título de “Revolución universitaria” (la educación superior para los pobres).

En el caso de la de Oruro, su edificio central es ocupado paramilitarmente, algunos catedráticos y estudiantes son detenidos y otros se dan a la fuga, causando generalizada reprobación pública. “LA PATRIA” informa puntualmente y se pone de lado de la institucionalidad y alta cultura, lo que desata las iras y furias del oficialismo imperante en la forma de ataque al domicilio del vocero orureño.

Liberado el director Miralles, se las arregla para reorganizarlo todo y devolver el diario a las calles, a sus destinatarios, el pueblo.

No se trató del único atropello. Andando el tiempo y en otras situaciones soporta dinamitazos y atentados menores, pero el matutino continúa impertérrito.

2006: A LA ALTURA

DE UNA MAGNA FECHA

Hemos señalado que la cuarta época de “LA PATRIA” es la de su modernización y tecnologización, la del incremento de sus páginas introducción de nuevos suplementos. Es notable su paso al color.

Desde entonces ofrece ediciones especiales temáticas, como las dedicadas al celebrado Carnaval de Oruro. Tratase de la etapa que abre Marcelo Miralles Bová, en la que gradualmente irrumpen otros Miralles en la redacción y de cabida a femeninas periodistas de recia pluma.

Todo ello adquiere grande expresión en noviembre del año 2006, con la entrega de una digna edición especial de 100 páginas, formato tabloide con gran despliegue de fotografías a color, artículos de señores escritores del pasado y de pensadores, ensayistas e historiadores, poetas y periodistas de la segunda mitad del siglo XX y del presente. Se trata de la edición conmemorativa del cuarto centenario de fundación de la ciudad de Oruro.

Aunque pareciera exageración, tal edición constituyó otra forma de primicia informativa de “LA PATRIA”, puesto que la gran prensa de La Paz que habitualmente circula en Oruro, ignoró sin más la magna fecha fundacional de la Villa de San Felipe de Austria, Oruro de siempre. Ninguno de esos diarios publicó algo relacionado con la fecha. Sólo “El Diario”, en días subsiguientes dedicó algunas cortas notas.

La invalorable edición “IV Centenario de Fundación de Oruro, 1606-2006” del matutino “LA PATRIA” fue planificada en la Dirección y hecha realidad bajo la coordinación del connotado periodista Pedro Glasinovic Villafán, asistido por el informador Elías Delgado Morales y todos sus redactores. Honor a Ellos y hurra a Oruro.

Fuente: La Patria
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