Que se cumplan las promesas

Los orureños hemos celebrado otro aniversario de la valiente insurrección de patriotas de ésta tierra que cansados de observar el saqueo de nuestras riquezas y de soportar un trato violento y una permanente discriminación, resolvieron el levantamiento orureño, el 10 de febrero de 1781, hace 239 años.

Mucho tiempo ha transcurrido para poner en marcha el proceso de instalación de un gobierno localista que se rija por normas legales y que además responda al proceso mismo de la institucionalización de la República. Otros hechos no menos importantes se cumplieron más adelante, consolidando la independencia nacional y ponderando el hecho de que la revolución de 1781, fue la primera que sacudió la conciencia de los bolivianos para defender su territorio y sus derechos, la resonante actitud de los patriotas orureños se reconoció como el primer grito libertario de América Latina, un ejemplo para todo un continente.

Pero las cosas se plantean de un modo, se realizan de otro y su cumplimiento ya en los tiempos de la política y las presiones regionales, han generado la distorsión del sentido de unidad, de cooperación y reciprocidad nacional, lo que ha creado un desigual crecimiento, pues de manera prioritaria los gobiernos han dado mayor importancia al crecimiento del oriente, favorecido además por el uso de los recursos naturales petroleros y especialmente el gas.

La actividad minera disminuida a niveles alarmantes por la baja en el precio de los minerales, se mantiene latente y se recupera para seguir contribuyendo al desarrollo nacional, pero una serie de factores y hay que reconocerlos, como el silencio, la indiferencia y hasta el "nomeimportismo" hacen que los proyectos de Oruro queden rezagados, aún en un largo periodo con un gobernante orureño que no apoyó como correspondía al desarrollo local y dejó que importantes proyectos se mantengan inactivos, es el caso de la minería que no encontró la senda de su reactivación. Al presente un planteamiento, el principal de ésta última celebración ojalá haya sido tomada en cuenta en los niveles del gobierno de transición, junto a otros que merecen financiamiento y órdenes superiores para liquidar barreras burocráticas y emprender grandes negocios, como el Puerto Seco.

Surgieron otras promesas al calor y entusiasmo de la celebración, pero pasada la misma corresponde de inmediato, unir esfuerzos institucionales para encarar una acción frontal en los niveles superiores para que se cumplan las promesas con Oruro. Hay que unir ideas y acciones en defensa de nuestros intereses.