Desde mayo de 2001, fecha en que la Unesco declaró al carnaval de Oruro como la "Obra Maestra del Patrimonio Cultural Oral e Intangible de la Humanidad", ya casi han pasado dos décadas desde aquel brillante título otorgado por esta entidad internacional que regula el quehacer cultural y patrimonial en el mundo. Desde aquella vez, que se había re-estructurado las diferentes instituciones involucradas en el carnaval, como: la Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro - ACFO, el Comité de Etnografía y Folklore de Oruro, la Sociedad de Historia y Geografía de Oruro, la Federación Departamental de Bandas de Músicos Profesionales de Oruro - Fedbampo, la Asociación de Bordadores y Mascareros de Oruro, autoridades de la Secretaría de Cultura del Municipio y la Dirección de Cultura y Turismo del Gobierno Departamental de Oruro; todos reunidos se habían impartido "Cátedras de Gestión Cultural" con especialista de la Unesco, y a partir de ello trabajar en un Plan Decenal (2001 - 2011) para el registro continuo de bienes culturales, resguardo y protección, y proyección de difusión a contextos externos de este patrimonio cultural propia de los orureños.
Los primeros años, se ha celebrado con pompas y sonajas esta declaratoria cual si fuese el máximo galardón alcanzado a nivel de patrimonio cultural; inclusive se ha establecido una segunda entrada de carnaval a medio año denominada "Carnaval de invierno" en homenaje a aquella declaratoria. El plan decenal donde especialistas en música, historia, antropología y folklore lo habían proyectado como una unidad integral de protección y desarrollo, pues en el primer lustro ya hubo problemas; pues de a poco se fue desarticulando los equipos en donde intelectuales con tendencia tradicional del folklore tuvieron ciertos desacuerdos en los puntos de vista con aquellos intelectuales con tendencias modernistas de folklorización del carnaval y del mismo modo con aquellas otras con tendencias de patrimonialización del carnaval de Oruro; las tres corrientes de pensamiento no pudieron cuajar en una sola.
Y para el remate de los desacuerdos, la ACFO se declaró como el actor principal del carnaval y por lo tanto las reglas de juego tendrían que estar sujetas a las normas de esta entidad agrupadora de los diferentes conjuntos y danzas que participan en la entrada del carnaval, y de esa manera se empezó a subalternizarse a las otras organizaciones y entidades involucradas al carnaval de Oruro.
Y por primera vez, la Asociación de Bandas de Música que acompañan a las diferentes fraternidades que hicieron su reclamo airado al ser excluidos del Plan Unesco, y que deberían ser reconocidos por su participación como músicos profesionales, por lo que su presencia sería gravitante en el carnaval.
A esto se suman la presencia y reclamo de los conjuntos folklóricos que compusieron músicas alusivas a ciertas danzas y pidieron una compensación por tema interpretada sujeto a la Ley de derechos de Autor. Por lo que cada danzarín debería hacer un aporte extra a la banda por cada tema interpretado. Fue así que el primer convite del año 2008 las diferentes fraternidades ingresaron sin bandas de música como una especie de romería de peregrinación al santuario sin gestos de danza, sólo caminando agarrando unas velas.
Ante esta presentación poco usual de las fraternidades, las bandas de música recobraron su rol protagónico en la entrada del carnaval, dándose un mayor realce con el Festival de Bandas de Música realizados anualmente una semana antes del día sábado de peregrinación en la explanada de la avenida Cívica Sanjinés Vincenti.
Entonces podemos decir que, antes de cumplirse el Plan decenal los problemas de gestión cultural fueron agudizándose más y más en vez de promoverse la difusión del patrimonio del carnaval de Oruro.
A casi cumplirse los 20 años de la declaratoria, los problemas están como al principio, o peor aún, debido a la caída de la pasarela de la avenida 6 de agosto el año 2014 en plena entrada del día sábado de peregrinación.
Los bloqueos del autotransporte pesado del año 2016, días próximos a la entrada del carnaval incidieron en el realce de la actividad ocasionando pérdidas cuantiosas a la actividad comercial y hotelera de la ciudad de Oruro.
Y se puso más caótica la situación con la ola de explosiones o atentados dinamiteros hechas el día sábado de peregrinación y martes de ch´alla del subsiguiente año 2018, en las mismas inmediaciones de la avenida 6 de agosto o avenida del folklore, en donde hubo muchos muertos y heridos con una escena macabra vista sólo en las películas de terror.
Todos estos acontecimientos nefastos perjudicaron enormemente la actividad turística de Oruro, convirtiéndose en una ciudad caótica, insegura y nada atrayente para los visitantes nacionales y peor para los turistas extranjeros.
El turismo externo a Oruro ha ido en picada a los suelos, siendo que Oruro es sólo un tramo de tránsito para los turistas que vienen a visitar el salar de Uyuni, ya no es lo que antes solía ser, una celebración majestuosa de fe religiosa llena de magia y encanto; pues en la actualidad, los divorcios de los actores y entidades organizadoras lo han convertido en un espectáculo teatral escenificada en las calles para ser observada de manera pasiva desde las tribunas por unos cuantos que pueden costear su butaca. La verdadera esencia del día sábado de peregrinación al Santuario ha sido relegada a otros contextos no convencionales al feligrés devoto de la virgen del Socavón.
Es triste observar a autoridades encargadas de organizar y llevar a cabo esta actividad, que no comprendan la verdadera esencia del carnaval de Oruro que tiene sus raíces históricas en ritos agrícolas indígenas prehispánicos. Lo peor de todo, se ha descuidado bastante en la difusión y promoción del patrimonio con nexos en los servicios de hotelería turística para los visitantes extranjeros; cada año se observa en las cercanías de la antigua y nueva terminal de buses, letreros caseros de publicidad pegados a los postes anunciando hospedaje en casas particulares sin las debidas normas que la Cámara Hotelera establece para estos fines.
Es por eso que digo, que año tras año, la entrada se vuelve más desorganizada y ya no tiene ningún tinte internacional, más parece un evento festivo en una población provincial carente de muchos servicios e improvisadas en el paso. Las autoridades poco o nada han hecho para mejorar aquello; pues las autoridades encargadas deberían hacer gestión cultural de concientización a toda la ciudadanía orureña durante todo el año y no sólo en postrimerías al carnaval, faltando un par de meses o semanas. Las autoridades asignadas a estas reparticiones deberían ser profesionales idóneos especialistas en el ramo, y no soló ocupadas por filiaciones políticas coyunturales del momento.
Fuente: Por: Santiago Condori Apaza
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