No deben postergarse por más
tiempo los proyectos que se
convertirán en generadores de riqueza, como la minería, con el complemento de la fundición de zinc, los de desarrollo alternativo con la ganadería camélida, la agricultura de la quinua reconocida
internacionalmente y otros rubros en los que se necesitará efectivamente el poder de los brazos orureños. Viva Oruro
Como todo distrito o cualquier comunidad, Oruro depende del poder de sus brazos, por así recordar parte importante de su himno, que en la actualidad ha pasado de la referencia pletórica de valor a una dolorosa realidad, sabiendo que "el poder de buen número de esos brazos", sirve en otras latitudes del país, e incluso fuera de él, porque en la propia tierra hay muy pocas posibilidades de alcanzar objetivos de superación en condiciones de estabilidad y buenas perspectivas.
En criterio de jóvenes profesionales, son mínimas las oportunidades de trabajo en algunos rubros importantes como la minería y la metalurgia, donde se suponía que el requerimiento de personal fuese un imperativo de la región. De manera contraria, la ciudad concentra abogados que buscan clientes en las puertas de sus oficinas en una competencia de tarifas y servicios, mientras que la minería languidece y no da oportunidades a nuevos profesionales, la metalurgia se mantiene estática en las condiciones de su actividad horizontal. La fundición de zinc, sigue siendo un albur para Oruro.
El poder de tus brazos Oruro, se repite con vehemencia el entonar el himno departamental y efectivamente es un poder, lamentablemente sirviendo en otras regiones, donde además se suma ingenio, capacidad y voluntad para llevar adelante grandes emprendimientos, mientras en Oruro el adormecimiento de las clases activas es una constante que responde al atraso de la región, al modelo de sobrevivencia y a la lucha por sostener un distrito en condiciones que no son las mejores, pues de su condición de antaño como gran centro de la minería, ferroviario, de la industria y el comercio sólo quedan recuerdos, pero al mismo tiempo se convierten para orureños tenaces en un desafío por recuperar esos valores y devolver a Oruro su condición precursora del desarrollo nacional, pero ahora poniendo énfasis en su propio desarrollo.
Este 10 de Febrero cuando recordamos esa fecha histórica de 1781, el tiempo transcurrido es de 239 años, más de dos siglos en que la insurrección de orureños de temple, logró dar el paso inicial en la liberación americana, echando de su territorio a quienes usufructuaron nuestra riqueza minera y nos dejaron sabor a nada en materia de desarrollo. Posiblemente es exagerado decir que desde entonces estamos reclamando servicios sin que nos presten atención.
Pero entre alternativas que se anotan en tradicionales pliegos petitorios de temporada, no hay que dejar de mencionar proyectos que merecen urgente atención y que pudieron ser efectivos en esta ocasión, la reactivación minera, el Puerto Seco, la consolidación del corredor bioceánico y la implementación de un Parque Industrial, entre otros son los de mayor interés para hablar de un desarrollo sostenible en Oruro y que sólo necesitan de voluntad política en unos casos, de aprobación presupuestaria en otros y de la toma de decisiones de los orureños para cerrar un círculo de importantes proyectos productivos que signifiquen fuentes de empleo formal y seguro.
Dirigentes de la institucionalidad orureña, reiteran que no deben postergarse por más tiempo los proyectos que se convertirán en generadores de riqueza, como la minería, con el complemento de la fundición de zinc, los de desarrollo alternativo con la ganadería camélida, la agricultura de la quinua reconocida internacionalmente y otros rubros en los que se necesitará efectivamente el poder de los brazos orureños. Viva Oruro.
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