Gustavo Ramírez el "santo" que jugó con agradecimiento a la vida

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Era el rodaje de la película, sólo que en esta ocasión no había cámaras, efectos especiales, micrófonos, actores contratados, o personal que se encargue de la organización del filme, no había director, pero sí un protagonista de la historia, Gustavo Orlando Ramírez Delgado.

Sus ojos se abrieron en Buenos Aires (Argentina) el 15 de noviembre de 1957 y desde muy chico, le corría por las venas, el fútbol. En su mente de infante estaba un sueño que lo anhelaba con ansias, situación que pudo cumplirla en la ciudad de Oruro en 1983. Estudió en el colegio Bernardino Rivadavia de la capital bonaerense.

"A mí me gusta el fútbol desde que era chico, ir detrás de la pelota es el sueño que más me atrapó. Tenía dos sueños de niño, era jugar al fútbol profesional y el otro, abrir un restaurante. Mi padre trabajaba mucho, éramos nueve hermanos, ahora somos ocho, pero el aliento de los hermanos para practicar el deporte siempre ayudó", señaló.

Se destacó desde muy niño y uno de esos gratos recuerdos que tuvo, fue recibir después de un partido, una botella de gaseosa y un alfajor, golosina que hasta ahora es su favorita.

"Salimos a flote económicamente y todos los hermanos tomamos el camino correcto. Nadie salió torcido, todos salimos derechos en ese aspecto. El fútbol los jugaba en barrios, en campeonatos relámpagos de Buenos Aires, era arquero, delantero y la verdad me gustaba en los tiempos libres", señaló.

BOLIVIA

En su país no pudo jugar en el fútbol profesional, pero gracias a su primo Carlos Quiroga, su vida daría un giro. Le dieron un empujón para que juegue en San José, momento que para Gustavo, se iniciaría el rodaje de la película que estaba esperando actuar como el protagonista de su propio destino.

"Cumplí el sueño que tenía de jugar en primera división y en San José que es un equipo deslumbrante para Oruro, la gente es lo que más destaca en Oruro junto al Carnaval, es haber formado parte del equipo que toda la gente ama, es una gratificación muy grande", afirmó.

Antes de ser integrante de San José, jugó en Bolívar Nimbles por un año, cuando salieron campeones. En la siguiente gestión jugó en San José, pero en un equipo que había presentado el club en la Asociación de Fútbol Oruro. Esa situación le llevó a ser como una especie de trampolín para llegar al equipo profesional.

En ese entonces, el presidente era Genaro Frontanilla. El equipo estaba integrado por don Humberto Sandoval, Pastor Gutiérrez, Carlos Quiroga (+). Los compañeros que tuvo fueron: Roberto Sevilla, José Hinojosa, Carlos Cossío, Sergio Mereles, De la Pica, Orlando Rivera, Tomás Porcel, Carmelo Angulo, Ricardo Fridman, Manuel Blanco, Genaro Quispe, Guillermo Aliaga, Jorge Clavijo y Ramiro Hidalgo fungía como el director técnico. Eran considerados por nuestro protagonista como buenas personas que marcan un deportista.

Gustavo debutó en Sucre, cuando jugaron contra Independiente y cuyo partido terminó empatado a dos goles por bando. Fue 1983 que debutó en la Liga del Fútbol Profesional Boliviano.

"Era algo soñado, era jugar con agradecimiento a la vida y sobre todo de cumplir el sueño que anhelaba siempre. Era una dimensión grande al vestir la casaca de uno de los equipos que después me enamoré", dijo.

El "gauchito" llegó al equipo a probarse de mediocampista, pero terminó jugando en el arco. Cuando entró a San José no tenía arquero de reserva y necesitaban un guardameta urgentemente porque Roberto Sevilla, estaba suspendido por un par de partidos.

Ante esa situación, lo prepararon para que esté listo para su debut en Sucre, situación que duró por cuatro años. Deportivamente el equipo orureño pasó por momentos difíciles y jugó el descenso indirecto contra Enaf, salieron airosos para mantenerse en la Liga.

Uno de los partidos que le marcó bastante, fue uno que jugó contra Blooming, pese a perder 2 a 0, con goles de Roly Paniagua y Juan Carlos Sánchez. Gustavo atajó muy bien que le permitieron ganarse los elogios de los contrincantes y Eduardo Terrazas, arquero del equipo cruceño le regaló su casaca.

En esa época el técnico era Raúl Pino y jugaron en el equipo Noro, Coímbra, Paniagua, Milton Melgar, Castillo.

"Para mí San José es parte del corazón que nunca se va a olvidar, es parte de uno mismo, San José es lo más lindo que me pasó en la vida, deportivamente hablando. Debo reconocer el cariño de la gente, el afecto de un pueblo o de una ciudad que se siente identificado como este equipo. Lo único que tengo para San José son palabras de agradecimiento, no solo por haberme dado un lugarcito, sino que hay mucha gente que te reconoce por la calle y es lindo sentirte persona pública para mucha gente", manifestó.

A Gustavo, el fútbol le dejó amigos, como Pedro Rioja, Dionisio Gutiérrez, José Hinojosa, Roberto Sevilla, Sergio Mereles, Silvia Nareco, Vicente Vera, Benjamín Robles (+), Arnaldo Mansilla, los hermanos Parrado, Huber Acosta, Zenón Álvarez, Víctor Bosa, Orlando Rivera, Carmelo Angulo, Tomás Porcel, entre otros, además de dirigentes deportivos.

"Me gustaría volver al fútbol, pero en el ámbito profesional, avivar a los chicos en el buen sentido, que no tomen un camino contrario al que todos quieren. Lamentablemente hay chicos que llegan a jugar en San José en reserva o en primera y creen que ya tocaron el cielo con las manos, hay que tomarlo como un profesional si quieres el fútbol. Me gustaría hablarles que esto es una profesión y lo tienen que tomar como tal, el ser futbolista es un tema y es un tema muy complicado, pero hermoso a la vez", manifestó.

Fuente: Por: Dehymar Antezana Periodista LA PATRIA