Leonardo BenjamÃn López Vilcaez es el nombre de este pequeño niño, hoy con ocho años encima. Su abuelo Xavier López es prácticamente su mentor, a quien la vida le dio la oportunidad por segunda vez, de ser padre e incentivar a Leo, en la aptitud que demostró al mando de los platillos.
En su casa habÃa un par de discos compactos de música, uno grabado en banda y otro con música folklórica, en ambos casos eran diablada.
Leo con únicamente dos años, colocó la música en el equipo de sonido y comenzó a tocar. Tal era su emoción que no sólo seguÃa el ritmo de la música, sino que efectuaba su propia coreografÃa, hacÃa sus propios pasos, tocaba los platillos arrodillado, se agachaba, se levantaba, hacÃa paso de parada.
Esa situación motivó al abuelo para que lleve a Leo hasta dicho lugar, ya que era una buena oportunidad para que el niño disfrute de la música junto a una banda profesional, pero la idea era simplemente con el afán de que se distraiga y disfrute el momento, por el gusto que tenÃa de tocar con sus platillos, al ritmo de la diablada. Sin embargo, ese dÃa la vida de Leo cambiarÃa para siempre.
Ahà Xavier le pide a Richard que por favor lo pueda incluir en la banda de música para que ingrese en el Corso Infantil, pero el "diablo" le invita a ingresar junto a los músicos profesionales en el Primer Convite.
"A un principio yo le cargaba, era un poco más cansador, pero era darle el gusto del abuelo hacia el nieto", añadió.
DEVOCIÃ?N
Pero no era simplemente tocar, Xavier le explicó a Leo, cuál era el significado del Carnaval de Oruro. Llegar a los pies de la Virgen del Socavón para que los creyentes o devotos, en este caso los danzarines, le pidan algún favor o milagro y recibir sus bendiciones.
Desde ese año, es que ambos ingresan de rodillas al Santuario de la Virgen del Socavón, pero no solamente como un sÃmbolo de fe, sino que Leo, tiene una intención muy particular para pedirle a la Madre, que sane a su hermano gemelo, quien padece de una hidrocefalia. Tiene paralizada la parte izquierda de su cuerpo, está en una silla de ruedas y con deficiencia en la vista.
"Todos esos problemas de salud fueron mejorando de a poco y gracias a la bendición de la Mamita, que año tras año esta fe de mi nieto se va renovando con más cariño, más devoción y convicción", señaló.
Como la Diablada ArtÃstica Urus ingresa de noche, a Leo lo prepararon muy bien, estaba abrigado debajo del uniforme. Al mismo tiempo, el abuelo se llevó todos los implementos necesarios por si su nieto los iba a necesitar, como una chamarra e incluso pañales, porque en ese entonces, aún los utilizaba.
La única vez que se durmió fue, cuando se cayó la pasarela, pero al inicio. No quiso irse de la Entrada y posteriormente ingresó con la banda de música.
"El primer año fue increÃble, porque en el sector de la Gobernación, se fue delante de la banda, botó su platillos al suelo, se sacó su casquito blanco, dio una vuelta alrededor y era realmente impresionante, la gente lo ovacionó. Nos salió todo un artista porque en las graderÃas lo aplaudÃan, agarraba sus platillos y comenzaba a mandar besos", recordó Xavier.
Asimismo, participó en todos los festivales de bandas de música realizados en la ciudad de Oruro desde sus dos años, con excepción de la versión 2019, porque su abuelo no pudo estar por razones de trabajo.
Mucho tuvo que ver la comprensión y entendimiento de su director VÃctor Torrico, quien enternecido por el accionar del niño lo aceptó sin dudar, además de darle toda la confianza para que sea uno más de sus miembros, junto a su abuelo.
Por influencia de Leo, Xavier entró a la banda de música para tocar platillos, pero le fue más complicado al abuelo, porque se cansó más de lo acostumbrado. Sin embargo, lo seguirá apoyando siempre.
Fuente: Por: Dehymar Antezana Periodista LA PATRIA
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