Werner pudo salvarse y encontrar en Bolivia una posibilidad de vida tranquila, más aún con la polÃtica de Germán Busch para abrir las fronteras a judÃos. Muchos refugiados retornaron a sus lugares de origen porque les era difÃcil comprender a los bolivianos. Guttentag se quedó, sembró hijos, árboles y muchos libros. Dio su vida para fomentar la lectura entre sus nuevos vecinos. Arriesgó su capital para imprimir a poetas desconocidos. Fomentó ferias, exposiciones, concursos. No leer lo que Bolivia escribe, era no saber lo que Bolivia es.
Werner no guardó rencor ni vengó su dolor contra otras personas. Por el contrario, hizo mucho para la comprensión entre los cochabambinos. Asà como este 27 de enero se reunieron en Auschwitz representantes de origen israelà y de 20 paÃses árabes, alemanes y otros europeos. Desean un futuro de paz, justicia, amistad, como relata la DW.
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