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Viernes 07 de febrero de 2020

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Perspectiva Minera

La minería en nuestro país necesita formalizar una estrategia productiva

07 feb 2020

Fuente: Agencia Uru, Medios, PM.

* Un experto en la materia teme por al agotamiento de la minería estatal * Se lamenta que no existan condiciones para la atracción de inversiones

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Lo que se anticipó al cierre de la gestión pasada, era justamente iniciar el nuevo año, disponiendo las medidas concretas para reencauzar el trabajo práctico y técnico en la administración de la estatal minera, la Corporación Minera de Bolivia, (Comibol), organismo que tiene la obligación de establecer desde la política minera, hasta su desarrollo, cumplimiento de objetivos, que no serán otros que mejorar los índices de productividad, pero en condiciones favorables, con mejor tecnología, asesoramiento profesional y un respaldo financiero acorde a las exigencias de emprendimientos de alto rendimiento.

La política minera nacional debe encuadrarse en un marco establecido por la Ley Minera 535, pero debidamente reglamentada, lo que significa que la prioridad del momento es disponer de una comisión mixta que se encargue de esa tarea que en el futuro permitirá regular la actividad minera en todos sus sectores, estatal, privado y cooperativizado.

La "vergüenza de la minería", con la señal más franca de especialistas, es que "tratándose de un país minero", en más de una década no se tiene ni siquiera prospecciones avanzadas, lo que demuestra el trabajo expresamente de control de áreas que realizaron las autoridades mineras, sin ningún sentido de renovación de yacimientos, diversificación de los existentes, exigencia en el cumplimiento de proyectos, como el millonario de Lucianita, el ingenio de Huanuni que no funciona varios años, con un perjuicio irreparable. Una situación vergonzosa que se disimuló con muchos discursos y poca eficiencia.

En el caso de la minería privada, no hay manera de hacer reclamos desde que, no se satisface el pedido de empresarios para que se garantice la seguridad jurídica y puedan atraerse inversiones para minería y metalurgia, en el nivel de alta competitividad que se produce en países vecinos, donde millones de dólares hacen de la minería el sector de sostenibilidad nacional.

No hay un justificativo razonable en algunas ex autoridades de minería, al admitir que "en un país eminentemente minero", no se haya dispuesto ni un mediano emprendimiento para renovar la minería estatal o que se hubiera avanzado en el crecimiento de la metalurgia como parte importante de la transformación de nuestros concentrados en metálicos con valor agregado para su exportación o el uso de una parte de ese material para inducir a la nueva industria productiva que pueda competir con países que nos venden desde cañerías hasta tornillos, que muy bien podríamos fabricar en nuestro medio.

Capacidad y autoridad

Aunque pasó la gestión que acabó abruptamente por los hechos nacionales, el rubro minero estuvo considerado entre los de menos efectividad, pues no se dieron circunstancias favorables para mejorar el rendimiento de los distritos del sector estatal en el que predominan Huanuni y Colquiri, el primero luchando por sostener más de 3.000 funcionarios y el segundo con mitad de trabajadores manteniendo un nivel de aceptable rendimiento. En ambos distritos se espera que sus nuevos ingenios permitan aumentar el volumen de concentrados. En el caso de Huanuni tal proceso ya debía estar en marcha, pero Lucianita se deja esperar. Mientras tanto en Colquiri se anuncia el nuevo ingenio para el 2022.

Lo que señalan los expertos es que desde el ministerio del ramo, la burocrática Comibol y el caso de algunas administraciones, faltó capacidad de ejecutivos para delinear y aplicar planes de desarrollo tecnológico, situación venida a menos, al reconocer que los encargados superiores tampoco tenían autoridad.

Lo que funcionaba era una minería "a dedo", sin orientación ni dirección, con grupos politizados en círculos burocratizados en el mismo ministerio y su directorio, integrado por dirigentes mineros de poca o ninguna experiencia ejecutiva o en la Comibol, donde creció una planta burocrática con pocas luces para encarar la reactivación de la minería. Todo ese esquema se mantuvo por varias gestiones y contadas excepciones de ciertas personas que buscaron mejoras en la actividad minera, muy pocos para mover una mole de inefectivos funcionarios.

El nuevo ministro de minería ha dado alguna pauta de su intención de cambiar el modelo estático y burocrático de su ministerio y deberá aplicar también la misma medida en la Comibol, donde debe iniciarse el proceso de cambio para modernizar la minería boliviana.

El proyecto Mallku Khota sigue inactivo, es un caso que no tiene justificación oficial, ni técnica, tampoco operativa, pero lo evidente es que sabiendo de manera preliminar de su potencialidad de reserva mineralógica no se haga nada para reinvertir y poner en marcha una operación que podría estar a nivel de San Cristóbal en función de rendimiento y lo importante, en materia de orden laboral con más de mil empleos directos y el beneficio de ingresos para aumentar los que ya recibe Potosí, pero los que recibirá el municipio donde hace tiempo atrás algunos comunaríos impidieron el trabajo minero y cerraron la ocasión de generar recursos para desarrollar esa comunidad. Qué pasa con Mallku Khota, es otra incógnita en la actividad minera nacional.

Este tiempo de transición debe ser aprovechado para "despolitizar" la minería y avanzar, así sea preliminarmente, en la preparación de una total reestructuración de la Comibol, algo que no se hizo en 10 años, pero que no puede seguir pendiente.

Fuente: Agencia Uru, Medios, PM.
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