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En el último tiempo ha disminuido notoriamente el "alboroto" de los anuncios divulgados desde el Ministerio de MinerÃa, con una serie de información que supuestamente se relacionaba con "recientes acuerdos logrados a nivel externo", con gobiernos y empresas, que a la hora de poner los "platos en la mesa", faltaban los comensales, aunque la bulla sólo disminuÃa de volumen, pero se mantenÃa insistente e insidiosa.
Expertos nacionales en la materia, han observado esa situación y señalan al presente, que evidentemente fue "más el ruido que las nueces", como se marcó en algunos artÃculos de P.M. A la hora del recuento de aquellos alborotos, era muy poco lo efectivo, tanto asà que no hay un solo emprendimiento minero de envergadura que pudiese tomarse en cuenta como el resultado efectivo de negociaciones del titular de cartera.
La atención gubernamental estuvo centrada en dos proyectos de cierta magnitud por los alcances de las inversiones exigidas, aunque como se observa en el tiempo con una larga espera para definir y elegir uno de los proyectos que con "sello nacional" debÃan apropiarse para industrializar el litio boliviano, una tarea compleja, que al presente tiene muchas dudas y pocas explicaciones que definan la real situación y estado del proyecto litio.
No se concretó ninguna nueva inversión para desarrollar un nuevo proyecto de minerÃa en el sector estatal. En el caso de la minerÃa mediana privada, menos en la "chica" se produjeron inversiones, pero con un claro justificativo, al reclamar la aprobación de disposiciones que "garanticen la seguridad jurÃdica" para la atracción de capitales y tecnologÃa. Al no haber claras reglas de juego, el sector privado difÃcilmente arriesgarÃa inversiones, cuyo destino no puede ser garantizado, ni siquiera en el sector estatal, dónde justamente los acuerdos son altamente vulnerables.
El proceso de reactivación minera, deberÃa ser el imperativo de la nueva gestión gubernamental, especialmente si se toman en cuenta condiciones muy concretas en el manejo de los recursos naturales "no renovables" y altamente sensibles a los vaivenes que marcan las potencias en la fijación de precios para comprar las materias primas.
Se mencionó repetidamente a la Comibol, incluso algunas autoridades sugirieron su "refundación", situación rechazada tajantemente por los profesionales y trabajadores que con criterios valederos insisten en una "reestructuración" de la burocratizada Comibol.
Cualquier intento de activar los sectores de minerÃa y metalurgia en el paÃs, debe re-comenzar por reestructurar la Comibol con un equipo profesional de primer nivel, con suficiente apoyo financiero, pero además con la actualización y reglamentación de la Ley 535, para facilitar cambios, atraer grandes inversiones y colocar al sector en abierta competencia con la vecindad.
Algo importante que deben tomar en cuenta los profesionales que manejen la renovada Comibol, es actualizar el nivel de reservas mineralógicas en los centros mineros estatales. El caso Huanuni, es preocupante, pues experimentados en la materia, señalan que la mina NO podrá subir su producción de 1.200 toneladas por dÃa (tpd) a las 3.000 (tpd) que se anuncia porque sencillamente el ingenio Lucianita, no aumentará la carga de concentrados que regularmente produce Huanuni. En el caso de Colquiri se pretende subir de 1.200 (tpd) a 2.000 (tpd), algo posible por cierto tiempo, por lo tanto, parece que ha llegado el tiempo de las verdades en materia minera y esa tarea debe cumplir un equipo profesional de alto nivel, asegurando la realidad del presente y planificando la nueva minerÃa.
Fuente: Portal Minero
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