Domingo 26 de enero de 2020

ver hoy










































Bolivia tiene varias razones para romper, o por lo menos suspender, sus relaciones diplomáticas con Cuba.
En el intercambio hay un déficit muy grande de parte de la isla o sus administradores, mientras de parte de este país, que es todo lo contrario de una isla, sólo ha habido seriedad y algo de desprendimiento.
Los cubanos nos mandaron, hace medio siglo, una guerrilla que resultó siendo un fracaso. Un grupo armado que supuestamente tenía la misión de derrotar a las Fuerzas Armadas de Bolivia pero que sólo duró siete meses.
Estaba mal organizada, mal comandada y su derrota puso en duda la calidad de la guerrilla que en la isla derrotó a una supuesta dictadura en enero de 1959. Si se juzga las cosas desde la experiencia boliviana, la tal dictadura de Fulgencio Batista no tuvo, en realidad, un ejército que la defendiera.
Después de ese fiasco, ya en este siglo XXI, lo que se vino a llamar la "revolución cubana" nos mandó un ejército de supuestos médicos. La anterior invasión sólo trajo uno, que era el jefe de la guerrilla. Esta vez fueron cientos de médicos que, igual que el comandante muerto en Bolivia, habían sido abandonados por la dictadura que contrala la isla. En realidad, no los abandonaron a estos médicos, sino que los enviaron como esclavos que debían trabajar, firmar unos papeles del pago que recibían por montos que debían remitir a la isla casi completos. La revolución estaba exportando muertos de hambre, que es lo que le sobra en la isla. Una revolución que sólo produce muertos de hambre no tiene, de veras, motivos para estar contenta.