Innumerables casos de error en la elección de una profesión u oficio conducen prematuramente a una dolorosa frustración que necesariamente debe superarse con la identificación del yerro. El ejercicio que ayuda positivamente a evitar estos estragos en la estabilidad de mujeres y hombres jóvenes es la introspección, que consiste en conocerse a sí mismos con la debida profundidad y drasticidad en la identificación de las debilidades y fortalezas.
La introspección enseña, como un legado de Sócrates, la cual él practicaba con los jóvenes que eran sujetos de sus diarios y cautivantes discursos que, en momentos de grave, leve o quizás vago desequilibrio interno, usualmente nos detenemos a preguntarnos en qué ensoñaciones hemos estado perdidos mientras perseguíamos en nuestra vida de interrelación el conocimiento del mundo y sus exigencias.
Aquí se encuentran muchas sorpresas: se supone que la capacidad para la autopercepción supere al talento para autoengañarse, y se comprueba que los pensamientos y sentimientos que invadían el cerebro han estado permanentemente en oscilación más o menos intensa y hasta excéntrica, acercándose y alejándose de un estado de equilibrio relativo.
En una dirección, los pensamientos siguen una serie de fantasías relativas a cosas que se quisiesen hacer o haber hecho. Frecuentemente, saliendo de las posibilidades y los límites de la existencia circunscripta, surge la imaginación de como habrían podido ser o como podrían ser las cosas, siempre y cuando se pudiera llegar a realizar ciertas fantasías de control omnipotente, de elección o alguna licencia sexual.
La inocencia de estas imágenes termina cuando, se pierde uno en sus ensoñaciones diurnas, se ignora pacíficamente, se maneja la situación con alegría, se daña por accidente y se considera como no existentes algunas de las personas que son más queridas.
El desplazamiento del tira y afloja se produce frecuentemente en forma repentina e irracional. Sin percibir un cambio en el estado de ánimo, uno se ve envuelto en pensamientos de obligación sobre la profesión u oficio: lo que sí debería haber hecho en lugar a lo que se hizo y fundamentalmente lo que se debería estar haciendo ahora con la finalidad de anular lo que se hizo y lo que se debería hacer en el futuro en lugar de lo que se desearía poder hacer.
Al respecto de los pensamientos de obligación la familia usualmente influye directa o subliminalmente en los jóvenes para que se decidan sobre la profesión del padre, de la madre o de los abuelos, acción que se erige en peligrosa pues distorsiona el libre albedrío de los jóvenes en la elección, que en si ya constituye un momento aciago para todo joven.
Sobre lo expuesto en este último párrafo es insoslayable la preocupación irracional sobre el proverbio " leche derramada" por el temor que se disipa al haber provocado con sugerencias a personas que en realidad deben realizar su introspección intuito persona, es decir, personalísima.
(*) abogado, posgrados en Educación Superior e Interculturalidad, Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard), Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, Oratoria Jurídica, Filosofía y Ciencia Política(maestrn), doctor honoris causa en Humanidades(IWA-Cambridge University, USA)
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