Tras los 21 días de absoluta resistencia civil para hacer respetar otro 21, el 21F, lucha tenaz del pueblo boliviano (el ejército y la policía también son pueblo) para terminar no con un régimen sino con lo que representaba el mismo, representaba la impunidad, la corrupción, el latrocinio y la injusticia.
Empero de la delicada situación y el balance de la fuerza resultante, surgen grupos ya desde los últimos días de régimen, grupos que sólo responden a mezquinos intereses personalistas en el mejor estilo de los grupos de fascistas violentos italianos en una surte de remedo de "squaddri".
Personas y grupos que se adueñan de la lucha de todo un pueblo y del clamor de días mejores, así como cambian de bando cual mercenarios, ayer eran fieles operadores del masismo hoy son líderes "cívicos" y cuando no ahora "políticos de nuevo perfil".
Debería sorprendernos pero en realidad, no, esta lamentable situación viene de largo abolengo en nuestra historia, a tal extremo que en nuestro origen; tras dieciséis años de guerra desigual y sacrificada en contra del régimen español (básicamente un tirano incapaz y derrochador, cualquier similitud es pura coincidencia), jubilosos parlanchines tomaban la batita de la lucha y sin haber movido ni un dedo ni siquiera haber levantado la voz en contra de los españoles, usurparon los frutos de la victoria y se hicieron amos de Bolivia.
Por desgracia los usurpadores aprovechadores hoy por hoy pretenden repartirse los frutos de una victoria del pueblo que aún no está plenamente consolidada (lo estará tras las elecciones de mayo), hoy aparecen verdaderos autonombrados "líderes cívicos" de toda laya que se presumen representantes del pueblo y que aprovechan a cada momento el momentáneo vacío de poder para tomar los espacios institucionales y cuando no fingir ser los salvadores de la patria para capitalizar la intención de voto en su propio favor y beneficio.
Para poder estar convencidos de lo anteriormente señalado basta con ver la triste y quizás hasta pintoresca realidad de nuestra sociedad Orureña y así se puede ver hasta dónde llega tanto la lealtad como las convicciones de los hombres.
Sin temor a la hipérbole podemos afirmar una excesiva preponderancia del protagonismo mediático y de hecho de quienes con seguridad ambicionan dinero y poder a través del sacrificio de los intereses del pueblo.
Urge el restablecimiento del estado de derecho en todos los ámbitos no sólo de las instituciones sino del mismo territorio nacional, así como no se puede tolerar pseudo republíquelas cocaleras tampoco podemos tolerar a los aspirantes a tiranos, a los usurpadores pseudo caudillos regionales ni mucho menos a los politiqueros y salvapatrias de siempre.
Urge asimismo una constante vigilancia del ciudadano de a pie, consciente de sus derechos, una vigilia de lo que sucede en nuestro entorno y no permitir que las mafias que se creyeron dueñas de Bolivia, vuelvan a organizarse una vez más usurpando y aprovechando la lucha del pueblo.
Por eso siempre veamos una máxima revisar por casa como andamos y no permitir que pululen estas figuras aciagas que sólo presagian más de lo mismo.
(*) Asambleísta Orureño
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