Desde las entrañas del Pie de Gallo

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Verlo desde lejos, aunque ahora con mucha dificultad por la selva de cemento que rodea ese espacio, implica hacer volar la imaginación de cómo fue el origen de lo que hoy llamamos Oruro, porque en su seno se encontraron impresionantes cantidades de plata para ser extraídas y enriquecer a las personas que trabajaron en ello. Asimismo, permitir el nacimiento de una Villa que más tarde sería centro de la actividad minera, comercial, cultural, política y revolucionaria.

Sin embargo, pese a todo lo mencionado, no debemos dejar de lado un legado importante y que hoy pervive como símbolo y afirmación de nuestra fe, y que sin ese pilar hoy los orureños no habríamos tenido la posibilidad de tener como tesoro, el Carnaval, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, pero que nació como fe y devoción de la Santísima Virgen del Socavón.

Esos parajes del siglo XVII aún son testigos mudos del paso del tiempo, hoy un espacio bien utilizado con el museo mineralógico, cuyo guardián supremo "el tiw" es amo y señor de esas latitudes, cuyos estantes y habitantes, más foráneos, se encargan de visitar año tras año, domingo tras domingo, principalmente en la época del Carnaval y observar cuan maravilloso es aquel cerro, aún con vida para acoger a sus hijos.

El olor a copajira, los callapos aún de pie y con fuerzas para sostener esas rocas, el viejo riel de esos diminutos carros para sacar el mineral, se convierten en la memoria viva de un pueblo pujante, de un pueblo minero que clama ser respetado por sus tradiciones y costumbres.

El calor de sus rocas, es una muestra de cariño al visitante, quien impávido admira las pequeñas estalactitas que cuelgan de un techo amorfo. Las venas del Pie de Gallo, son visibles, pero por ahora descansan en paz para no ser explotadas y puedan estar existentes muchos siglos más, por lo menos, hasta que Oruro siga en pie y su tradición no muera.

Fuente: Por: Dehymar Antezana Periodista LA PATRIA