La secuencia y consecuencia de cultivar antivalores

En los recientes acontecimientos sociales y políticos suscitados en nuestro país, he escuchado y observado con mucha tristeza la difusión en los medios radiales y televisivos principalmente, a ciertos líderes y actores políticos, expresiones iracundas cargadas en su mensaje elocutivo de rencor suprimido hacia "el otro"; estas personas ya despojadas de sus principios ético-morales, al parecer buscan desquitarse con una venganza a cuestas, esperando su momento ansiado.

Las expresiones burdas y descontroladas de estas personas, aprovechan la relación del Poder y Estado, hacen el agravio sin medir consecuencias y daños fratricidas a futuro en las recientes generaciones.

El mentir, odiar, mofarse del otro, tener doble discurso, hacer gala de la hipocresía y demás actos maquiavélicos con el fin de lograr sus propósitos; en estos tiempos parece algo normal. Los medios de comunicación y el mal uso de las redes sociales están jugando ese papel crucial en la legitimación de esos antivalores como si fuesen parte de los valores humanos.

De acuerdo a Augusto Ochoa, la ciencia que estudia los valores del hombre en la cultura se llama "axiología"; ciencia que da diferencia a los significados y aplicaciones de las cosas del quehacer humano.

El "valor" es todo lo que favorece la plena realización del hombre como persona, siendo el valor supremo la vida misma y las cosas que las hacen más o menos estimadas, ya sean de orden social (económicos, políticos, morales e intelectuales) y personal (afectivos, religiosos y estéticos), que se lo realiza pensando en su bienestar y progreso.

Estos valores transmitidos por medio de la enculturación, son las pautas y códigos que regulan el funcionamiento de todas las culturas y sociedades. La escuela funcionalista de antropología social planteaba que todas las culturas y sociedades eran entidades anatómicas supra-biológicas con sistemas funcionales, así cada entidad es un órgano vivo y obedece a un sistema colectivo institucional.

El sistema funcional social se ha ido equiparando al igual que a la anatomía funcional de sistemas del cuerpo humano. Alfred Radcliffe-Brawn decía que, si uno de los órganos funcionales tenía malestar, pues afectaba a todo el conjunto del cuerpo; p.e. si el sistema respiratorio está enfermo afecta a todo el cuerpo humano, lo mismo pasaría con el sistema respiratorio, el sistema digestivo, etc.

En la cultura pasa lo mismo, una entidad funcional carente de valores afectaría al sistema de vida en el conjunto de la sociedad. La práctica de antivalores hacia el otro genera ese tipo de malestares y que a lo posterior traería consigo al igual que una enfermedad biológica -la muerte- del conjunto social colectivo.

El odio desenfrenado al otro, el rencor suprimido, la envidia por el bien ajeno y la venganza por el agravio recibido, son antivalores deshumanizadores que dejan a la persona sin alma.

A lo largo de la historia se ha visto registrado con este tipo de accionares a grandes personajes perderse en la nebulosa; casi en todos los hechos, estas personas pierden el curso de sus vidas y no tienen un horizonte para el bien de su sociedad, sólo viven el momento existencial para sí, sin importarle lo que pasó ni lo que pasará a futuro.

En la mayoría de los casos, el uso del poder político y económico es la determinante para que este tipo de personas sucumban en un abismo deshumanizador. Por la experiencia personal que tuve, casi siempre estas personas se victimizan y no reconocen sus errores, -los otros son culpables y ellos no-, y por culpa de ello actúan de esa manera.

Y lo peor de todo transmiten su penoso resentimiento social a los niños y jóvenes que nada tenían que ver con su frustración personal, por eso lo llamo "cultivo de antivalores", en analogía al cultivo y siembra agrícola, al decirse la frase: -todo lo que se siembra, se cosecha-; si sembraste malas semillas en un terreno no apto, pues la cosecha será también mala.

Pues con el comportamiento y el uso de este tipo de antivalores, los resultados serán en la misma proporcionalidad. Pero también se ha visto a lo largo de la historia, a personajes emerger de las cenizas tras los agravios recibidos por este tipo de antivalores, o fortalecerse con mayor ímpetu y expandiendo su visión. Todo depende de la fortaleza de uno, (una persona construye el valor de la vida, siembra y cosecha).

(*) Antropólogo, Doctorante de la Universidad de Madrid (España). E-mail: santicondaz@hotmail.com