Los buenos acuerdos son posibles

Cuando se busca afanosamente las mejores condiciones de diálogo y entendimiento, los resultados serán satisfactorios si se alcanza el objetivo de sellar un buen acuerdo de partes.

Para cumplir esa meta, es necesario además, garantizar un esfuerzo denodado de las partes que estuviesen en conflicto, para disminuir y en su caso eliminar factores adversos que alteren los buenos propósitos de entendimiento, respeto y comprensión que son parte de un mecanismo abierto para intercambiar ideas, proponer soluciones, admitir errores y corregirlos en un marco de plena confianza y seguridad entre partes que debaten cuestiones de interés particular o temas generales que merecen soluciones rápidas, pacíficas y amigables.

Mencionamos estos hechos, tras conocer el resultado de una larga gestión de año y medio entre los representantes de las dos potencias más importantes del mundo, Estados Unidos de Norteamérica, y la China el gigante asiático de mayor población y crecimiento internacional.

Para el Presidente Trump, el acuerdo constituye un paso trascendental para un futuro comercial justo y recíproco entre las dos naciones, reconociendo que la "influencia" del acuerdo traspone fronteras e intereses del continente. El representante chino dio lectura a un mensaje de su Presidente, destacando que la firma del acuerdo es bueno para los dos países y para el mundo. Es un sello de mutua confianza y cooperación entre los dirigentes mundiales.

En algunos periodos de la prolongada negociación, países dependientes como el nuestro que vive de la exportación de sus materias primas, sintieron el efecto negativo en el control internacional de los precios, especialmente en el caso de los minerales, pero también en el control mundial del precio de barril de crudo que es referencial para toda la línea de hidrocarburos.

Ese aspecto continúa siendo un motivo de preocupación en ciertos países que por sus actuales limitaciones seguirán en cierta dependencia que limita sus posibilidades de independencia y les restringe opciones vitales para sostener su independencia económica basando la misma en su capacidad productiva y las condiciones de respeto a derechos ciudadanos, justicia y libertad.

El ejemplo que mostraron líderes de las dos mayores potencias del planeta, es sin lugar a dudas un avance contundente en el manejo de un conjunto de normativas, diplomáticas, jurídicas, financieras, sociales y un reducido toque político ideológico, pues la concepción del hecho, se sobrepuso a corrientes direccionales que siguen siendo la causa de divisiones y enfrentamientos entre los miembros de una comunidad que "debe pensar a lo grande", dejando la menudencia politiquera como resabio de un tiempo perdido.

Los acuerdos siempre serán posibles, si los protagonistas de cualquier debate muestran condiciones favorables al diálogo, el respeto a las leyes y los derechos ciudadanos, pero sobre todo, anteponen intereses colectivos y dejan en el archivo el menudeo sectario y malsano. Está claro que los buenos acuerdos son posibles.