Miercoles 15 de enero de 2020
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Cada dÃa sale un nuevo trapito al sol, eso parece ser ahora nuestra rutina ordinaria. Según dice la gente, las cosas malas siempre vienen en cadena. En casi 14 años el caudillo bárbaro del siglo XXI sembró, junto a los elefantes blancos, un cúmulo de fantasmas y aparecidos. Los dioses le entregaron en paquete apoyo, dinero y poder. Nadie fue tan mimado como él por la diosa fortuna, de la noche a la mañana, sin saber leer ni escribir, se convirtió en rey chiquito del Kollasuyo, que él lo rebautizó como Estado Plurinacional.
Es posible que esté trivializando un asunto serio, muy serio pero en un paÃs de tanta cosa increÃble, no es raro que una cosa se tome por otra. Yo prefiero pecar por el lado que arranca una sonrisa y no por el otro que induce a la tristeza, estoy imitando un poco la actitud de FÃgaro, personaje principal en la comedia El barbero de Sevilla, del dramaturgo francés, Beaumarchais: "Me apresuro a reÃrme de todo - decÃa FÃgaro - por temor de verme obligado a llorar". Por ejemplo, ¿cómo no sonreÃr ante la histriónica habilidad del exministro de Gobierno? Con gran sentido de oportunidad, hasta finge estar enfermo. Se las sabe todas.
