Lunes 13 de enero de 2020
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En el ámbito de los juristas latinoamericanos existe uno que siempre cultivó su imagen y sapiencia jurÃdicas, adquiridas profesionalmente, sin prisas ni pausas, porque concibió desde muy joven que la letra inerme de los códigos puede recobrar vida.
Y, ¿cuándo recobra vida? cuando el sujeto está indisolublemente unido a la interpretación de los códigos a través de los arduos sistemas establecidos, a la técnica en la argumentación con sus diferentes clases, según el caso, y a la motivación que obliga al jurista a explicar inteligiblemente su decisión y aspirar que ambas partes contenciosas expresen su conformidad y hasta satisfacción; ése jurista es Eugenio Raúl Zaffaroni.
Su profundo conocimiento de la problemática jurÃdica en la siempre escabrosa jurisdicción penal, lo elevó a un reconocimiento continental sino extra continental en el precitado Derecho Penal.
Constantemente Zaffaroni compaginó su especialidad con la realidad fáctica de la misma y las múltiples cuestiones que se plantean dÃa a dÃa en la naturaleza del delito y su continuo perfeccionamiento.
Zaffaroni estuvo en Bolivia varias veces y siempre ayudó positivamente a juristas bolivianos, aunque después del éxito apareció la sombra siempre nefasta de la ingratitud en la adjudicación del origen del pensamiento que decantó en la solución.