La educación de los padres como pilar en la formación de los hijos

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El primer vínculo que el ser humano desarrolla, es junto a la madre, es ahí que comienza su vida emocional. En los primeros años de vida, le da seguridad y la energía necesaria para que se tenga la tolerancia hacia la frustración, además se contribuye a ser un ente independiente con responsabilidad, ya que el afecto y cariño de la madre ayuda a asegurar ello.

En esta etapa de desarrollo también se presentan inquietudes sobre la identidad sexual desde cuando se es niño.

Esos aspectos de apoyo de los padres influyen durante la adolescencia, en sus emociones, cobrando especial importancia, por los cambios de felicidad o depresión, también pueden darse cambios en los sentimientos, simultáneamente causando incertidumbre y confusión o quizá perturbación en la toma de decisiones.

La adolescencia es una etapa de grandes expectativas y decisiones por tener una importancia emocional especial. Es fácil entender cómo se expresan las emociones cuando hay felicidad, satisfacción y risas y no así cuando hay tristeza o depresión, ahí es donde se presenta un desborde de ira que casi siempre se sale de control, situaciones que son propias de la edad.

Sin embargo, el efecto cierra las puertas de la buena amistad, lo cual merece un control para no herir y lastimar a las personas y a uno mismo. Vemos pues que no es sencillo buscar una propia identidad, como personas de una misma sociedad.