Viernes 10 de enero de 2020
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Durante casi 14 años, la prensa boliviana guardó un silencio bastante parecido a la estupidez frente al avasallamiento de este sector por parte del masismo. La razón para ello fue que el anterior gobierno consiguió aquello que es ambicionado por la mayoría de los gobiernos: control sobre el periodismo.
¿Cómo lo hizo? Sus acciones, ahora comprobadas, rebasan toda imaginación.
Además de que todas las sospechas y acusaciones fueron confirmadas, desde la multiplicación de medios de comunicación estatales hasta el torpe intento de control de las redes sociales a través de los ridículos "guerreros digitales", están los millonarios negociados con la publicidad.
La fórmula era sencilla: se les cortó la publicidad oficial a los medios que no se sometieron y ese dinero fue entregado a manos llenas a los que se mostraban como privados pero, en realidad, eran reproductores de los mensajes del régimen. El caso más comentado, por ahora, es el del canal Abya Yala que recibió más de dos millones de Bolivianos en menos de tres años. Eso quiere decir que no sólo recibió publicidad estatal sino que se le pagó por encima de las tarifas que cobraban otros canales. ¿Qué tiene de particular este canal? Pues que fue montado en Bolivia por un regalo de Irán y se manejó con una fundación que lleva el nombre de Evo Morales.