El pueblo boliviano que hizo posible la transición de una dictadura a la democracia, ahora inicia un nuevo episodio de la vida nacional esperanzado en que las cosas mejoren.
2020 es el año de un suceso que constituye la unidad como acción principal para emprender un trabajo que exige el esfuerzo de todos en el interés de profundizar las operaciones de unidades económicas de producción de bienes y servicios.
Gobernantes y gobernados deben ser disciplinados forjadores de un bien común comenzando por la formación del propio ciudadano boliviano considerando que el fomentar la educación es una alta función del Estado.
Debe tomarse en serio la realización de un proyecto de estudios y prácticas destinadas a que el alumno pueda ampliar sus conocimientos en base a un aprendizaje en función a los contenidos de los métodos y de las técnicas didácticas.
Tiene que evitarse que la modalidad de enseñanza sea politizada bajo el argumento de que aún estuviéramos viviendo en "proceso de cambio" impuesto por el anterior gobierno, al extremo que nuestros niños y jóvenes vayan perdiendo su profundo amor a la patria.
En ese marco, también debe hacerse una realidad la aplicación de técnicas de tratamiento de materias minerales brutas que se realizan para obtener productos directamente utilizables en la industria o transformables en metalurgia.
El aspecto industrial ya no puede seguir siendo descuidado al llegar el momento de equipar al país con fábricas o industrias que generen bienes de capitales como consecuencia de una inversión tomando en cuenta que la nación precisa de una inyección de dinero privado para revitalizar los medios de producción.
Es imprescindible llevar adelante la verdadera vertebración caminera, ferroviaria y aérea, con el objetivo de lograr la integración nacional para alcanzar un verdadero funcionamiento armonioso de las actividades que vigoricen la acción de avanzar y progresar.
Todo lo que se haga de aquí en adelante servirá de mucho para borrar la suerte adversa que tuvo nuestra querida Bolivia durante un periodo oscuro que causó pena y sufrimiento en todas las esferas sociales.
Tenemos que estar muy atentos a lo que viene ocurriendo en aquellas naciones gobernadas por tendencias socialistas de izquierda que, parece, se han unido para llevar adelante una confabulación para desestabilizar el proceso de transición Constitucional y así permitir el retorno de un político nocivo que abusó del poder, con el propósito de acabar con la democracia.
La fuerza y vitalidad que cada boliviano tiene como mentalidad propia, nunca será derrotada por elementos mezquinos que han tenido un comportamiento deshonesto y desleal durante 14 años que estuvieron gobernando la República a la que la tuvieron como un feudo de su propiedad para enriquecerse prontamente, algo que el pueblo reprocha constantemente.
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