Preocupante entuerto diplomático

La definición referida a injurias y agravios, pero en el caso que nos ocupa en la ocasión con su complicación diplomática, está preocupando realmente al Gobierno, por las connotaciones que derivan en hechos que alteran las buenas relaciones no sólo entre dos países que podrían ser parte de un conflicto directo, sino que además compromete a otros más (dos), sólo por mantener cierta vigencia de prevalencia en un círculo que poco a poco va perdiendo su hegemonía y que con los cambios que se plantean en la región, quedarán atrasadas las intenciones de articular un frente político de izquierda.

Estos movimientos que se daban con cierta fuerza en buena parte del continente han disminuido ostensiblemente su condición de convocatoria y pese a los discursos que todavía pregonan aislados grupos alentados más por las políticas de Estado, otros se acomodan a las circunstancias de cambio y sin crear mayores confrontaciones se embarcan en el "tren del cambio" que evidentemente no es veloz, pero tampoco se queda sin movimiento en ciertas estaciones dónde algún personal, sigue siendo el factor de entredichos que sigue alineado, allí donde todavía muchas cosas se resuelven por las malas.

En Bolivia estamos justamente en un proceso que ha sido generado por miles de ciudadanos que salieron a las calles, muchos días de octubre, para expresarle al gobierno que "llegó el límite de paciencia y que era el tiempo de dar paso a nuevas generaciones en mejores condiciones de libertad, respeto y posibilidades de avanzar sin ser dependientes "aislados" de una conducta política, que va perdiendo fuerza, tolerancia y respeto".

Quienes coinciden en observar el cambio que se ha generado en Bolivia, a partir de establecer y reconocer un "fraude electoral de proporciones" que obligó a sus responsables renunciar a sus cargos y ponerse a buen recaudo para evitar la inmediata reacción popular, les ha permitido transitar primero por una legación diplomática, la de México, alojando el primer grupo que salió despavorido de Bolivia, tras el delito cometido. En el curso de los días otros implicados en acciones irregulares contra el Estado Boliviano, optaron por "acomodarse" en la legación y residencia mexicana en La Paz, donde se supone que aún deberían estar para ser entregados a la justicia nacional.

Esta parece ser la preocupación de los diplomáticos mexicanos en su afán de defender a "ciertos" exministros de Estado que trabajaron en el régimen de los 13 años y por lo mismo tienen mucha afinidad con las políticas que se desarrollaron, muchas de las cuáles han sido consideradas "suntuosas", han gastado indebidamente los recursos de los bolivianos, y llegará el momento para esclarecer tales delitos, que fueron cubiertos en su tiempo por la política autoritaria, que finalmente ocasionó su caída.

España, entra al escenario de la diplomacia comprometida, tal parece para mantener a buen recaudo a dirigentes del régimen vencido en La Paz. Su participación no es la más auspiciosa, pues hasta encapuchados utilizaron sus vehículos, pero se trata de un hecho que indudablemente tendrá una buena explicación y una apropiada aclaración diplomáticamente válida.

El otro componente del entuerto diplomático corresponde a la Argentina, país vecino que de todos modos querrá vivir como su población lo pide, con respeto a las leyes, a los derechos humanos y sin que se altere en absoluto, la propiedad privada y pública de ese país y menos la de los bolivianos que contribuyen con su esfuerzo al desarrollo argentino.