La ruta del "elixir de la vida"

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Ir a Tarija, departamento de Bolivia, situado al Sur del país, no sólo es hablar de lindas mujeres, rica gastronomía o muy buena música, además de mucha cultura y folklore, sino también es tomar en cuenta una ruta del elixir de la vida, el vino.

Para ello, hay que tomarse una gran parte del día para compartir historia, ver lugares realmente maravillosos, y obviamente sin dejar de lado, degustar la variedad de vinos que se encuentra en aquella región.

Hay muchas empresas que se dedican a la promoción de esta ruta y llevan por un sinfín de bodegas, cada una con encanto propio. Entre algunas que podemos mencionar está por ejemplo Casa Real, cuyo sitio permite conocer en detalle la fabricación minuciosa del singani, bebida boliviana, con alto estatus a nivel mundial por ser única en su género. Pasear por sus instalaciones nos lleva a la mente, la capacidad del boliviano para fabricar tan excitante bebida.

El regalo al final de ese camino, es obviamente, la degustación de un fresco vaso de chuflay.

Luego el paseo continúa por las distintas bodegas del valle, cada una fabricada con estilo propio y con mucha historia, como Kolhberg por ejemplo o Campos de Solana. Ver los viñedos de los diferentes tipos de uva, entre la que sobresale, moscatel de Alejandría. Todas esas bodegas son industriales que obviamente tienen su propio encanto.

Luego más al Sur, hacia el Valle, están las bodegas artesanales, donde se vive el verdadero folklore tarijeño, lleno de vida no sólo en paisaje, sino también en la forma en cómo se atienden estos lugares, con mucha amabilidad, carisma que invita a enamorarse de esta tierra. Las degustaciones de la variedad de vinos hacen llenar de emoción el corazón y por si fuera poco, sale el espíritu festivo escondido en el cuerpo del mortal.

Cada bodega a su estilo, sin dejar de lado el remate en la Casa Vieja, vivienda antiquísima ubicada en la tierra de Uriondo, el mismísimo valle, cuya brisa caliente acaricia el rostro con dulzura y permite una experiencia sinigual. Bueno, es tan sólo un resumen de lo que podríamos hablar por horas, en compañía de buena música, los aros jocosos y tradicionales de una tierra bendita, como es Tarija.