Prolonguemos el sentido navideño

Es una interesante idea de la Presidenta Nacional, una propuesta sencilla para dar continuidad a un proceso de paz y unidad que se presenta con la Navidad y que dependiendo de la familia boliviana puede extenderse en función de amplia reconciliación entre todos los bolivianos, viviendo unidos con buenos propósitos, pensando en la familia y en el crecimiento de la Nación.

La Navidad que se siente en su mayor contenido cristiano, en cuestión de un par de días, por supuesto que es parte de un proceso especial que se prepara con cierto tiempo, pero generalmente está dirigido a un gran comercio de competencia en todas las ciudades, aunque no se puede negar que la Noche Buena, la familia boliviana, la gran mayoría de la comunidad, reitera su fe cristiana, con el Nacimiento del Hijo de Dios y renueva sus mejores propósitos para que en cualquier hogar se instale un pesebre sencillo que conecta a la familia con la realidad que vivimos diariamente y que como lo manifestaron algunos políticos, sería ideal prolongar su sentido de hermandad y solidaridad.

Ya en el plano más evidente del desempeño comunitario, pasada la euforia de los niños y los jóvenes en los regalos, queda un mensaje incuestionable de paz y amor, de comprensión y entendimiento entre los mayores, esa parte justamente que puede extenderse indefinidamente, si cada boliviano pone su empeño y voluntad en propósitos de acciones solidarias para alcanzar objetivos comunes, que no necesariamente nos lleven a enfrentamientos violentos. Se trata de practicar un buen diálogo, en un escenario de mutuo respeto y allí donde esté descartado el enfrentamiento de clases, desigualdades ideológicas o la amenaza de irreconciliables activistas que no buscan unidad sino confrontación.

Hay que descartar los programas políticos partidistas, especialmente aquellos que propugnan violencia y se alimentan del odio y las mentiras, que lamentablemente propugnan dirigentes en escapada y que siguen mintiendo al país, aun sabiendo que cada día que pasa, crecen las denuncias sobre el mal uso de los recursos públicos, desfalcos en instituciones nacionales, hechos irregulares que ya son parte de un voluminoso legajo del que tendrán que responsabilizarse, quienes manejaron los recursos del Estado indiscriminadamente.

La navidad está pasando, la fuerza de la celebración solidaria persistirá y ojalá fuese por muchos días, pues no hay nada mejor que vivir en paz y armonía, con sentido de respeto común, y sobre todo con la idea de mantener vigente un proceso que signifique entendimiento, dialogo y buena fe.

Llegaremos a fin de año, tras un recuento inevitable de los daños que afectaron a nuestra institucionalidad, hay cosas que están seriamente marcadas por hechos de incomprensión y violencia, de mentiras y de acciones que riñen con los mejores propósitos de tranquilizar el país en un Estado de pleno derecho.

La llegada del nuevo año, ojalá nos permita encontrar la senda de la comprensión, en paz y tranquilidad, hay que prepararse conciencialmente para encarar la marcha de nuestra Bolivia unida y democrática.