Trabajos en la nueva planta concentradora de Colquiri

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Nuestra minería nacional se desenvuelve, en sus altos niveles oficiales, en la más vergonzosa limitación y administración de recursos financieros, tanto así que en el caso de mina Huanuni, considerada la más importante del sector tuvo que acudir a préstamos especiales o fideicomisos para permitir su sostenibilidad, frente a una planilla vigente con más 4.000 mineros extras que aumentados a los 1.000 que realizaban una buena producción, no pudieron compensar la diferencia de la planilla política y aún ahora, con bastante menos trabajadores, todavía no han encontrado un nivel óptimo de producción con adecuados costos de producción y esperando "algún día" que el millonario ingenio Lucianita pudiese funcionar, mientras tanto, pruebas más y variados experimentos, no arrojan beneficios a la minera de Huanuni, aunque hay que reconocer que han disminuido muchas pérdidas, pero no ha crecido el volumen de producción como anunciaban algunos técnico felices.

En el caso de Colquiri, con una rígida administración y en la que los propios trabajadores se opusieron a incrementar políticamente su planilla, lograron establecer una condición societaria para encarar la construcción de un nuevo ingenio que les permitirá alcanzar volúmenes de alto rendimiento con un producto mejorado en ley y volumen.

Con la firma del contrato de supervisión y construcción, las empresas Therconsult y la Carlos Caballero , formalizaron el inicio de obras y consideran que en un plazo de dos años calendario, tendrán funcionan la planta concentradora de 2.000 toneladas por día en el distrito de Colquiri. Se menciona que la inversión para la planta corresponde a 503 millones de bolivianos, para su construcción y la supervisión de obras.

Se pondera la participación de autoridades de Comibol, especialmente en el sentido de "recordarles" su alta responsabilidad de trabajo, para que el enorme proyecto de Colquiri, no corra la suerte de Lucianita con más de cinco años de inutilidad, una pérdida fabulosa y una inversión mayor a 50 millones de dólares, como dicen los dirigentes, sin contar cartas y espadas.

Se espera que en este tiempo de transición política, no se alteren acuerdos y trabajos, al contrario se puedan fortalecer aquellos que como el Colquiri, tienen financiamiento seguro, pero necesitan que "el ojo del amo" vigile de cerca los gastos, cuidando que no se alteren los proyectos aprobados.