Con el nombramiento del Tribunal Supremo Electoral y la formación de su directiva, más la elección paulatina de los vocales departamentales, se viene cerrando una importante fase previa a la convocatoria y desarrollo de las Elecciones Generales de 2020.
Este proceso ha venido desarrollándose con grandes prisas, y no pocos contratiempos que están siendo sorteados en base a consensos y delicados equilibrios para llenar siquiera en parte la aspiración popular de contar con un órgano confiable, honrado e idóneo que pueda llevar adelante unas elecciones limpias y democráticas, dejando atrás la negra imagen del fraude que enlutó al país en estos dos últimos meses.
Todo marcha según las expectativas de modo que en pocos días más, se definirán las fechas para el lanzamiento de la Convocatoria y la realización de las propias Elecciones Nacionales.
Casi todo listo sí, menos la aparición de las figuras y entidades que participarán en el gran evento eleccionario.
Todos ellos se preparan en medio de una nerviosa y tensa espera.
No tanta tensión por los comicios mismos, sino por la conformación de candidaturas, alianzas, pactos, binomios y búsquedas afanosas de dónde agarrarse o a quién agarrar.
No tanta tensión por los comicios mismos, sino por la conformación de candidaturas, alianzas, pactos, binomios y búsquedas afanosas de dónde agarrarse o a quién agarrar.
En esta etapa, es donde el pueblo debe comenzar a preocuparse para tratar de orientar el proceso y si es posible tratar de influir a través de los canales naturales de comunicación y asociación, para evitar la repetición de errores y tendencias negativas que puedan perjudicar y hasta destruir todos los avances logrados en este breve período democrático.
Dispersión del voto
Y el máximo error sería la presentación de numerosas candidaturas que dispersen el voto ciudadano. Una dispersión irresponsable que permitiría el retorno triunfal del partido que tanto daño le hizo al país.
No es descabellado pensar en una eventual reorganización de las filas del MAS, sea mediante la adhesión voluntaria de sus fieles o la reincorporación forzada, mediante las presiones y coacciones que tanto éxito han tenido en sectores populares como El Alto, zonas rurales y cocaleras.
Por otro lado, existen fundados temores de que se producirá un verdadero carnaval con la presentación de numerosas candidaturas. Lo malo es que dichas opciones, sólo representan la unión circunstancial, de siglas partidarias vacías de contenido y hasta de militancia, (que sólo subsisten de nombre en el registro electoral), y candidatos que no tienen militancia en el partido que los presenta, sea por "invitación", adopción, préstamo o alquiler (salvando honrosas excepciones).
Exceso de "presidenciables"
El error máximo, sería la proliferación de "presidenciables" o sea, ciudadanos que se creen iluminados por un hado misterioso que los hace capaces e idóneos para dirigir un país.
Si bien, todos los ciudadanos tienen el derecho de elegir o ser elegibles, los candidatos tendrían que evaluar su propia capacidad, formación y experiencia.
Lamentablemente, para ejercer cualquier profesión o desempeñar cualquier ocupación u oficio, se necesita de títulos, estudios, capacitación o práctica. Pero, para ser gobernante o político, no se exige ningún requisito ni siquiera saber leer bien.
A propósito de cierta familia norteamericana que presumía de haber emparentado con un noble europeo, alguien comentó que "en los Balcanes, al que tiene cinco vacas, ya lo convierten en príncipe". En Bolivia, para ser "presidenciable", basta con aparecer en la Tv, sea como protagonista de algún suceso, entrevistado, analista, experto u "opinólogo", o simplemente trabajar en un medio como presentador o glosador de noticias.
Podría hacerse una larga lista de estos precandidatos. Pero no sería pertinente hacerlo hasta que no se manifiesten abiertamente. Sin embargo muchos ya han manifestado que "lo están pensando", que "están recibiendo muchas propuestas", o que muchos les aconsejan lanzarse "por ser su momento".
Y por el lado de las agrupaciones políticas también están actuando como "khatus" en oferta en cualquier feria de pueblo. Algún político local afirmó muy suelto de cuerpo: "Nuestra agrupación participará en las Elecciones. Aún no tenemos candidato ni alianza definida. Pero sí estamos seguros de que vamos a ir".
Esa es la lógica con que se manejan casi todos los políticos: Presentarse a como dé lugar sabiendo que no tienen las mínimas opciones. Pero también ignoran conscientemente el peligro de que el mayor número de candidatos producirá una mayor dispersión del voto.
Y esa dispersión sólo puede traer un solo resultado: el retorno triunfal de una opción política que apenas hace dos meses fue echada de poder por fraude, corrupción y sedición.
La única solución es presentar una candidatura única con probabilidades de lograr un amplio triunfo en las urnas, para garantizar la restauración del orden, la democracia, la honestidad y la paz social.
Por lo tanto: ¡"Presidenciables: Abstenerse"!
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