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Viernes 20 de diciembre de 2019

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Perspectiva Minera

Hay que buscar alternativas seguras para Combatir declinación de materias primas

20 dic 2019

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Es innegable y por lo mismo muy difícil pretender ocultar la declinación que confrontan en su producción y reservas nuestras principales materias primas, el caso de los hidrocarburos, especialmente el gas y de los minerales. En qué proporción, es lo que no se alcanza a calcular en función de tiempo y espacio, como catalogan los expertos, más pronto, más tarde, con seriedad realista, es que los recursos "no renovables" están considerados en esa inobjetable realidad, disminuirán paulatinamente y por decirlo de manera nada trágica, su producción llegará a cero.

A quienes no les gusta encarar el tema de manera abierta y objetiva, siempre encuentran una posibilidad más para prolongar la vida útil de yacimientos hidrocarburíferos y de minerales en el caso ligado al petróleo el asunto es más concreto, se agotan los pozos y no se encuentran nuevas reservas y el colapso es inminente; en tanto en el caso de los minerales en la actualidad hay pocos yacimientos, que pese a los años de su explotación aun sigue proporcionando la riqueza de sus vetas mineralizadas, el coloso cerro Posokoni en Huanuni u otros distritos menores en la zona de Oruro, o Colquiri en la jurisdicción paceña, donde el interior de esos oscuros socavones sigue entregando su riqueza minera, como sucede en el otro extremo en Potosí, donde operan los distritos de la minería minera modernizada, el ejemplo de San Cristóbal, San Bartolomé, Manquiri o San Vicente, además de las cooperativas mineras en las faldas del coloso de plata, el Cerro Rico de Potosí, que quiérase o no han disminuido también sus volúmenes de producción y lógicamente de exportación.

A quienes no les gusta encarar el tema de manera abierta y objetiva, siempre encuentran una posibilidad más para prolongar la vida útil de yacimientos hidrocarburíferos y de minerales en el caso ligado al petróleo el asunto es más concreto, se agotan los pozos y no se encuentran nuevas reservas y el colapso es inminente; en tanto en el caso de los minerales en la actualidad hay pocos yacimientos, que pese a los años de su explotación aun sigue proporcionando la riqueza de sus vetas mineralizadas, el coloso cerro Posokoni en Huanuni u otros distritos menores en la zona de Oruro, o Colquiri en la jurisdicción paceña, donde el interior de esos oscuros socavones sigue entregando su riqueza minera, como sucede en el otro extremo en Potosí, donde operan los distritos de la minería minera modernizada, el ejemplo de San Cristóbal, San Bartolomé, Manquiri o San Vicente, además de las cooperativas mineras en las faldas del coloso de plata, el Cerro Rico de Potosí, que quiérase o no han disminuido también sus volúmenes de producción y lógicamente de exportación.

Es incontrovertible, los recursos naturales no renovables disminuyen y un día se agotarán irremediablemente, por lo mismo en los casos de hidrocarburos con el gas y los minerales del país, hay que asumir las responsabilidades más concretas, económica y técnicamente, para preservar lo que queda y para encarar proyectos diseñados que nos permitan obtener beneficios de una explotación racional y profesionalmente dirigida para ampliar lo más que se pueda su rendimiento productivo. El tema es cómo hacerlo de la mejor manera.

Lo que no podemos desconocer es que los precios del gas, de manera muy concreta, como lo han planteado nuestros compradores, Argentina y Brasil están confrontado una variable descendente en el mercado internacional, lo que se observa en la reducción de compra del energético boliviano, añadiendo al problema la incorporación de producción de gas en su propio territorio, con lo que la expectativa de venta por nuestra parte irremediablemente se reducirá.

Dadas esas circunstancias, hay que tomar el asunto con "pinzas", pues no da para especulaciones, al contrario hay que tomar definiciones y establecer nuevas condiciones que permitan, en el caso del gas, reponer o ampliar las fuentes de producción y seguidamente concretar algunas ofertas que ya se plantearon para comprar ciertos volúmenes del gas boliviano. No hay que olvidar que el financiamiento del IDH, que es una redistribución de utilidades por el comercio del gas, posibilita ingresos a gobernaciones y universidades.

Minerales y regalías

La responsabilidad en el manejo de los recursos públicos, sin lugar a dudas debe ser la parte más delicada y al mismo tiempo compleja para autoridades responsables de manejar nuestros "esmirriados" ingresos y tratar que los mismos puedan satisfacer las expectativas de millones de bolivianos, hombres y mujeres, pendientes de las transacciones que se ejecuten en la "cabeza de sector" que es el Ministerio de Finanzas.

Por supuesto que una economía "saludable" es el resultado de la correcta administración que disponen profesionales de la materia bajo la dirección de un profesional que tome las finanzas públicas como el principal elemento en la marcha del país, la atención y solución de los problemas ciudadanos, pero también en el establecimiento de proyectos necesariamente destinados a mejorar las condiciones de vida de la comunidad, sólo de un modo concreto, al margen de presiones o intereses "partidistas" se pueden tener a buen recaudo los fondos públicos, que serán desembolsados bajo condiciones de seguridad y legalidad, sin alterar su procedencia o destino.

Un rubro importante y que aparentemente es minimizado por algunos intereses sectoriales, está ligado a la generación de ingresos provenientes de la actividad minera en general, pero especialmente de la que se proviene del sector minero mediano privado que registra los mayores porcentajes de regalías por la venta de varios concentrados de minerales, exportaciones que en un periodo reciente han mostrado un mayor crecimiento, en algunos meses incluso, sobre el registro de hidrocarburos, gas y hasta del sector manufacturero.

El tema minero requiere atención especial, constancia en su tratamiento, pues se trata de fuertes inversiones y cierto tiempo para encaminar un proyecto que una vez puesto en marcha permite una paulatina recuperación de los gastos y una programación a mediano y largo plazo, según el potencial del yacimiento para establecer utilidades reales, aunque en todo el proceso de exploración, preparación y disposición productiva, los gastos laborales con su contingencia social, como el uso de materiales e insumos, deben ser cubiertos con respaldo de una buena inversión.

Cuando la producción se hace regular, es el periodo de utilidades y lo más importante es que parte de éstas beneficiarán directamente en calidad de regalías, a las gobernaciones departamentales, pero también a los municipios donde se ejecutan los proyectos mineros. Se sostienen centenares de empleos y se puede planificar una diversificación de servicios, de modo que se concrete el ansiado avance hacia la industrialización de nuestras materias primas no renovables. En esa dirección debería encaminarse cualquier emprendimiento de la nueva minería.

Agencia Uru. Medios. P.M.

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