Plan de emergencia en Argentina

El asunto no es tan simple como vislumbraban "los Fernández" al retomar el mando de la Argentina, un país con mucha riqueza, pero víctima de situaciones político partidistas que, según los expertos, han destruido las bases de una sólida economía basada en rubros como la ganadería y la agricultura y desde hace tiempo atrás, también favorecida con la minería estratégica del litio, pero sumando importantes inversiones en la minería convencional.

Pese a todo, lo que confrontó el gobierno saliente de Mauricio Macri, no es el resultado expreso de esa gestión, el problema está más atrás y según los observadores es nada más y nada menos que la repercusión socio económica de gestiones anteriores que no han podido superar circunstancias de crisis, con ingredientes tales como corrupción e intolerancia y un dominio de poder que tampoco llegó a controlar y eliminar el mandatario cesante.

Ahora con el cambio ya vigente, más de personas que de sistema, la Argentina está frente a un serio desafío, para enfrentar la crisis que persiste y aplicar ajustes que sin ser traumáticos, permitan recuperar la confianza ciudadana, pero de manera especial, la participación empresarial que es la que confrontó las marcadas desigualdades en las políticas financieras, tributarias y la carencia de incentivos que les permitan salir adelante, en un contexto político de contradicciones muy marcadas e impulsadas por una oposición de extrema corriente de izquierda, que en el nuevo esquema, no atina a ubicarse en el contexto que le corresponde.

Las cosas como se presentan en la actualidad tienen que pasar por alternativas de marcada rigidez política, pues el nuevo gobierno, está frente al desafío de responder a las demandas sociales en tiempos que van contra el cronómetro y que se traducirán en medidas muy especiales como la aplicación de un impuesto de 30% a las compras en dólares y aparte gravámenes al sector agrario, el único que ha estado equilibrando su economía de servicios.

Según los analistas, en el poco tiempo del nuevo ordenamiento político, las medidas serán de emergencia económica, social y sanitaria (salud), lo que obligará a reasignar el presupuesto nacional que estaba programado para un cierre de gestión con una caída establecida con 3,1 % , una inflación que bordea los 55%, una pobreza del 40%, desempleo en crecimiento de más del 10% y una depreciación monetaria del 40%, un conjunto de hechos que merecen atención de emergencia, que se espera sea aprobada en el Congreso que tendrá su primer paquete de medidas extremas.

Las autoridades del área de finanzas del nuevo Gobierno trabajan de manera intensa para disponer el conjunto de medidas que deberán ser aprobadas para favorecer la "política de remediación económica" y permitir el restablecimiento del aparato productivo argentino, en las condiciones menos traumáticas y que estén al margen de los hechos que antes de Macri, fueron parte de un proceso sumamente crítico en materia de política argentina.

Más allá de escándalos y la búsqueda de soluciones efectivas a la crisis, el gobierno de "los Fernández", tiene mucho que corregir en función de tiempo pasado y disponer estrategias reales de seguridad y garantía para encarar el restablecimiento de la economía argentina, un país de mucha riqueza y de enormes condiciones para su recuperación.