Litio: Bolivia desacelerada, mercados en riesgo, elecciones a la vista
13 mar 2012
Por: Rolando Carvajal
En Uyuni donde se alarga la industrialización del litio y el potasio valuada en 2.6 millones de millones de dólares, el plan es a larguísimo plazo, inventando procesos para evitar pago de patentes pero perdiendo mercados y tiempo, mientras se desarrollan otras formas de obtener litio. El gas natural boliviano no irá a los salares, sino mucho después. Más que el litio, a Brasil le interesa el potasio.
Las expectativas son enormes: colosales si las cifras del presidente Evo Morales se mantienen en los 2.6 millones de millones de dólares que refirió en octubre del 2010 sólo en carbonato de litio, sin contar la producción de litio metálico o de baterías para automóviles, notebooks y celulares, ni de cloruro de potasio (esta última valuada en 1,2 millón de millones de dólares), con lo que el total ascendería a 3,8 billones de dólares, en español; es decir 3,8 trillones de dólares, en inglés.
En el mercado global se habla de una OPEP subregional para la explotación de este metal blando, el más ligero y acumulador de energía, entre Argentina, Bolivia y Chile –superando acaso diferencias históricas como el diferendo marítimo para utilizar el gas boliviano, también en Catamarca y Atacama–, en una zona que reúne la mayor parte de la reserva mundial, y que la revista Forbes llama la “Arabia Saudita” del litio.
Datos de El Nacional de Tarija, publicados antes, el 2009 superaban un tanto los cálculos del Presidente, señalando un valor de hasta 4 millones de millones de dólares; aunque Juan Carlos Zuleta, analista de la economía del litio, refirió en agosto del 2010 que, actualizadas sus propias cifras, resultaban el doble –más o menos 1.030 billones de dólares– de lo que había calculado dos años antes (555.000 millones de dólares).
En mayo del 2010, Energy Press reportó que la sola producción de 10 millones de toneladas de carbonato de litio, a $us 6.000/TM, le significarían a Bolivia 60.000 mil millones de dólares y que si lograra exportar sólo un millón de toneladas de litio metálico obtendría la fábula de otra suma igual; sin contar con el potasio, con cuyo cloruro cotizado a únicamente $us 400/TM, lograría otros 40.000 millones por la venta de al menos 100 de las 360 millones de toneladas de potasio que se estima están depositadas en los salares del altiplano boliviano , acumulando todo una cifra que sobrepasaría los 160.000 millones de dólares durmiendo en el altiplano mientras el Gobierno avanza con pies de plomo, en una posible triple combinación de excesiva prudencia, dilación calculada o falta de experticia.
Las cifras se muestran casi descomunales si las compara con el Producto Interno de Bolivia de unos 25.000 millones de dólares –menos del 1% de los beneficios que dejaría únicamente el carbonato de litio (2,6 millones de millones de dólares).
...y si se tiene en cuenta que cada uno de los casi 10 trillones de metros cúbicos (TCFs) de gas boliviano generan al país 5.000 millones de dólares, según declaraciones del gerente de Administración y Finanzas de YPFB Corporación, Edwin Aldunate, hechas a fines de enero pasado al diario estatal Cambio, calculándose que cada TCF comercializado vale 10.000 millones de dólares, con lo que al contar con potenciales 53 TCFs los bolivianos tendrían 530.000 millones de dólares en toda la potencialidad actual de sus reservas.
Números aparte, mientras Argentina prevé fabricar en los próximos siete meses, hasta octubre, sus primeras baterías para computadoras portátiles y en cuatro años baterías para automóviles; y Chile se apresta a aumentar su dominio sobre el actual mercado del litio, que mueve 800 millones de dólares pero que se prevé que subirán a 2.000 millones en ocho años, en Bolivia los proyectos de producción de carbonato de litio y cloruro de potasio flotan entre las aguas estancadas del salar de Uyuni, por las inundaciones, y los retardos administrativos de la Gerencia de Recursos Evaporíticos (GNRE), que, sin embargo, se halla otra vez bajo presión de nuevos plazos a cumplirse en marzo y mayo de este año.
Pese a la aparente presión externa para que Bolivia acelere la industrialización del litio, pues más de una docena de países y multinacionales de la tecnología y los autos híbridos, aspiran a convertirse en la contraparte boliviana para la explotación, el resultado es que los bolivianos no están percibiendo los beneficios mientras una significativa cantidad muere y morirá antes de verlos, aunque el presidente Morales confía en logros de corto plazo en los próximos años que incluyen las elecciones generales del 2014.
En lo inmediato, Bolivia se ha inclinado por forjar su propia tecnología y según la autoridades ya se ha registrado ocho patentes, incluida una para procesar carbonato de litio, de manera que el proyecto sólo estará abierto a la participación extranjera en su fase industrial, aunque el analista Juan Carlos Zuleta considera que por “inventar el agua tibia” o “la rueda” se está perdiendo tiempo y mercados, debido a que el litio también se puede extraer de rocas (pegmatitas) y del agua marina.
(*) Tomado de Bolpress
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