Lunes 09 de diciembre de 2019
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Así como las fuerzas antidemocráticas se agrupan en el Foro de San Pablo, las fuerzas democráticas debieran también agruparse en una Alianza por la Democracia.
Este Foro sirvió para reagrupar a los herederos del comunismo, después de la estrepitosa implosión de la Unión Soviética, y la caída del muro de Berlín. En él se adoptó este engendro trasnacional neocomunista denominado Socialismo Siglo XXI; con una conveniente máscara democrática, conservando el alma totalitaria de su ancestro. Con dinero público dieron apoyo político y económico a sus aliados, coparon los organismos multilaterales con gente dogmatizada, y se asociaron con el narcoterrorismo internacional. Para acabarla de amolar, generaron la corrupción pública más grande de la historia continental. El Foro de San Pablo termino siendo, una verdadera trasnacional del crimen organizado, con careta política. Ante tamaño desprestigio, hoy se remozan en el Grupo de Puebla.
Sorprendente que los países y las instituciones democráticas, no hubieran creado una estructura semejante, para neutralizar o equilibrar la lucha de los países democráticos, contra este foro maligno.
Los bolivianos hemos sentido en carne propia estos atropellos, cuando vimos la presencia de militares cubanos y venezolanos en nuestro territorio, el descomunal aumento del narcotráfico, los financiamientos directos de Hugo Chávez y de Lula Da Silva. O el bloqueo de la CIDH a nuestro pedido, sobre una respuesta oportuna a la reelección indefinida de Evo Morales, sólo por citar algunos temas puntuales.