Al haber sido anuladas las elecciones del 20 de octubre, vivimos una etapa de transición lo cual nos lleva a pedir restituir en todas sus instancias el correcto funcionamiento de entidades públicas que están al servicio de toda la población.
En ese entendido, debe escucharse el pedido del sector pasivo de los trabajadores bolivianos, cuando solicitan que el nuevo gobierno a instalarse decida fundar de nuevo la Caja Nacional de Salud, por cuanto en la gestión del MAS, fue el centro de una red de corrupción debido a su descomposición administrativa y malos manejos económicos.
Con ese irregular accionar se echó por tierra el concepto de que la política de seguridad social fue una de las realizaciones más trascendentes de la época de la revolución nacional del 9 de abril de 1952, al haber instaurado el gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro la redistribución del ingreso y la protección integral del trabajador y su familia, acorde con el principio básico de la solidaridad.
La Caja Nacional de Seguridad Social, nombre con el que fue fundada, mediante los mecanismos que tiene, debe brindar una amplia cobertura de atención a los grupos sociales que aporten.
La Caja Nacional de Seguridad Social, nombre con el que fue fundada, mediante los mecanismos que tiene, debe brindar una amplia cobertura de atención a los grupos sociales que aporten.
Eso, conforme se advierte en la preocupación de los ciudadanos de la tercera edad, ya no ocurre al haberse equivocado el camino de estar al servicio de la clase obrera, y olvidarse de que su creación fue gracias al esfuerzo de los trabajadores fabriles encabezados por Germán Butrón Márquez, un dirigente de importante trayectoria sindical, que, desde el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, dio el decidido impulso a la cristalización de una responsable y adecuada atención médica.
A 67 años de esa misión altruista, hoy, los que viven un estado de longevidad, beneficiarios del servicio médico, se hallan tremendamente consternados al sufrir en carne propia los desajustes de la seguridad social como consecuencia de una política de malgastar recursos económicos en la institucionalización de cargos para quienes creían estar predestinados para la gloria poniéndose al servicio de una fracción política, que a través de programas de salud controlados, lograron que el pueblo pierda su capacidad de raciocinio como actualmente se ve en Cuba.
Los jubilados, sus derechohabientes y la clase laboral en ejercicio, consideran que el nuevo Presidente de la República a ser nombrado, debe encaminar la nueva fundación de la Caja Nacional de Salud dando vigencia a la Constitución Política del Estado, adoptando medidas que no sólo pueden ser aplicadas en la Caja, sino también en los hospitales generales y otros bienes de servicios médicos, orientando la mejora de la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso gratuito de la población a los diferentes medios que condicionan la vida de un ser humano.
Fuente: Guillermo Moscoso Bermúdez
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