Deben fijarse las reglas de
juego, comenzando por encomendar a no más de tres instituciones caracterizadas por su independencia, la responsabilidad de convocar a la instancia eleccionaria del Comité de Defensa de los Intereses de Oruro, una entidad que retome con autoridad la conducción de la principal institución departamental
Ya es tiempo de que los orureños pongan orden al interior de la casa y dispongan como muebles y enseres en un hogar, todos los elementos que constituyen la funcionalidad de una institución que defienda con absoluta responsabilidad los más altos intereses departamentales, para conducir nuestro distrito hacia un claro objetivo de desarrollo sostenible, que pueda traducirse en bienestar colectivo.
Mucha gente critica duramente a los seudo dirigentes cívicos que no son más que "títeres de partidos o agrupaciones politizadas", por lo mismo sin ninguna representatividad expresamente ciudadana que emerja de un evento supra institucional, en el que participen representantes de todas las instancias socio laborales, empresariales, culturales y deportivas de nuestra territorialidad citadina, eliminando el manido pretexto de convocar a un "congreso departamental" al que concurren, los políticos y sus seguidores, en pos de aprovechar la representatividad de un organismo departamental.
Hace muchos años que se confronta la división del ente cívico y en todas las instancias de su división, la causa predominante ha sido siempre la contaminación político partidista que echó por tierra, inquietudes y esperanzas de la orureñidad. Los congresos convocados con claras muestras de intencionalidad política han profundizado la división de la institución departamental, al punto que hasta tres cabezas se atribuían la dirección del fracturado Comité Cívico de Oruro.
Hace muchos años que se confronta la división del ente cívico y en todas las instancias de su división, la causa predominante ha sido siempre la contaminación político partidista que echó por tierra, inquietudes y esperanzas de la orureñidad. Los congresos convocados con claras muestras de intencionalidad política han profundizado la división de la institución departamental, al punto que hasta tres cabezas se atribuían la dirección del fracturado Comité Cívico de Oruro.
Se recuerda que al "nacer" la institución en nuestro medio varias décadas atrás lo hizo como Comité de Defensa de los Intereses de Oruro, formado por un directorio electo por el voto representativo de delegados institucionales y con la expresa misión de ejercer defensa intransigente de los intereses reclamados por la comunidad, muchos olvidados por las autoridades, otros simplemente ignorados y varios comprometidos con promesas incumplidas en el poder central.
La unidad de ese Comité de Defensa de los Intereses Orureños, permitió recuperar la dignidad local, imponer con unidad la fuerza regional, logrando que más de un Gobierno, propongan negociar soluciones directamente en nuestro medio, garantizando el cumplimiento de metas concretas para satisfacer premiosas necesidades de la colectividad. En ese tiempo una alternativa para el desarrollo constituía la carretera bioceánica Oruro - Pisiga, que justamente comenzó su construcción, como sucedió poco después con el Aeropuerto Internacional "Juan Mendoza".
La división del Comité Cívico de Oruro, desde hace algunos años, es una dolorosa enfermedad que requiere una cura radical en base a la unidad de los orureños responsables y reconocidos institucionalmente, más allá de algunas representaciones vecinales y sindicales que buscan su incursión en el tema cívico, sin poder despojarse del manejo de sus hilos desde las direcciones partidarias, ajenas a las expectativas eminentemente regionalistas.
Experimentados ciudadanos orureños, sugieren reestructurar la entidad devolviéndole su respetable condición de Comité de Defensa de los Intereses de Oruro, propiciando un encuentro institucional en el que se rescaten las reglas claras para la vigencia de un ente cívico, con un directorio representativo de la orureñidad, sin asomo participativo de políticos atrabiliarios y prebendalistas, que contaminan y enferman las organizaciones civiles.
Deben fijarse las reglas de juego, comenzando por encomendar a no más de tres instituciones caracterizadas por su independencia, la responsabilidad de convocar a la instancia eleccionaria del Comité de Defensa de los Intereses de Oruro, una entidad que retome con autoridad la conducción de la principal institución departamental.
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