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Domingo 01 de diciembre de 2019

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Revista Dominical

Las mujeres en los cien primeros años de la República (1825- 1925)

01 dic 2019

Fuente: Por: Edson López Aquino

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DE LA COLONIA A LA REP?BLICA, LA SITUACI?N DE LA MUJER NO CAMBI?

En 1825 Bolivia aún mantenía sus rasgos de colonia española y por consecuente, la figura femenina debía aún mantener esos cánones conservadores, como una mujer "piadosa y devota", guiada por la figura de la Virgen María, apuntando a la maternidad y las labores hogareñas, pero sobre todo sumisa y obediente a su esposo. Pero además se aumentaría otra influencia en aquella sociedad machista de esos años, la influencia francesa, que cobraba fuerza a nivel global. La mujer no sólo debería ser piadosa, maternal y hogareña, además debería ser refinada, elegante y delicada.

Si bien se trató de dar pequeños pasos para el protagonismo de la mujer desde el inicio de la República, esto sólo se quedó en el discurso. Pese a que Antonio José de Sucre dispuso la creación de escuelas para huérfanas, los prejuicios pesaron más. La mujer debía aprender lo necesario y dedicarse a leer poesías románticas y vida de santos universales.

La Constitución de 1831 mantuvo el derecho al voto exclusivo para varones con estudios. El Código Penal, proponía que la mujer no podía realizar ciertas actividades "de manera libre y autónoma" pues debía la consulta al marido o padre para tomar ciertas decisiones.

La Constitución de 1831 mantuvo el derecho al voto exclusivo para varones con estudios. El Código Penal, proponía que la mujer no podía realizar ciertas actividades "de manera libre y autónoma" pues debía la consulta al marido o padre para tomar ciertas decisiones.

En resumen, los primeros años de la República la mujer fue sumisa al Estado y devota a la Iglesia. Sin embargo, pese a este adverso panorama, varias mujeres se destacaron en este primer siglo.

MUJERES INFLUYENTES EN LA POLÍTICA

Entre ellas podemos nombrar a Manuela de la Tapia de Antezana, una orureña heroína de la Coronilla. Posterior a la independencia Doña Manuela vivió en Potosí y a ella se dirigieron Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, reconociendo su acción patriótica. De hecho, en una cena realizada en esa capital en octubre de 1825, los Libertadores pasearon del brazo con Doña Manuela por toda la plaza. La popularidad de ella era muy notoria, sobre todo como consejera política, ya que sus enseñanzas llegaron a Casimiro Olañeta y pasando por los Ballivián. La mayoría de los políticos se acercaba a ella.

Otra figura ligada a la política fue la de Juana Manuela Gorriti, una argentina que llegó a Tarija y allí se casó con Manuel Isidoro Belzu, todavía militar. La historiadora Ana María Lema, da cuenta de que Gorriti traicionó a Belzu con uno de sus peores enemigos, Ballivián. Tanto Belzu como Ballivián llegaron a la silla presidencial y la influencia de Juana Manuela era evidente. Al final ella se retiró sola al Perú desde donde realizó un gran trabajo literario.

Otra mujer destacada fue Manuela Rojas, una tarijeña que de muy joven conoció a Antonio José de Sucre con quien tuvo un hijo. Dos años después nació su segundo hijo pero esta vez el padre era Casimiro Olañeta, luego se casó con José Santos Cabera, un viudo rico que fue ministro de la Corte Superior de Justicia. La influencia de Rojas sobre estos políticos era total que al final todos los hijos naturales fueron reconocidos.

También vale mencionar a Doña María Téllez León, una orureña que junto con sus hermanos lograron crear una empresa minera en Huanuni, de donde obtuvieron una cuantiosa fortuna. La influencia más notoria la realizó con su hijo Fermín López Téllez, político orureño, cuyas decisiones siempre pasaban por la consulta de Doña María. En las cartas que intercambiaban, se puede evidenciar la libertad de acción y decisión que tenía Doña María, incluso para realizar obras por su propia cuenta.

MUJERES Y EL FEMINISMO EN LA LITERATURA Y PERIODISMO

En este ámbito, no podemos dejar de mencionar a Doña Adela Zamudio, una cochabambina autodidacta que propuso políticas de Estado y derechos de las mujeres a partir de sus poesías de denuncia. También la chuquisaqueña María Josefa Mujía, una de las iniciadoras del "romanticismo poético" en Bolivia. Las poesías; tanto de Zamudio como de Mujía, no sólo contienen el aura del arte literario, los escritos muestran y denuncian la realidad social a la que ambas estaban sometidas.

En La Paz, la figura más representativa es de Modesta Sanjinés Uriarte, una dama patriota que prefirió vivir soltera; pese a los prejuicios sociales; para cultivar tanto la literatura como la música. Sus trabajos muestran una gran técnica artística, lo que le llevó a Francia para una especialización. Otra figura que estaba quedando en el olvido es Genoveva Jiménez Aguirre, que también contribuyó literariamente en este siglo. Sus poesías han sido reconocidas por grandes escritores del siglo XX, además de ser señorita de abolengo y familiar del literato Nataniel Aguirre; Genoveva junto a su hermana, participaron activamente en el derrocamiento de Melgarejo.

Laura Graciela de la Torre, aparece ya a finales de esta centuria. Escritora feminista, con su trabajo periodístico llamó la atención de todo un pueblo, a favor y en contra. Su gran aporte fue desde "Feminiflor" un órgano periodístico desde 1921 que reivindicaba a la mujer y sus derechos.

LAS GUERRAS Y LA MUJER BOLIVIANA

En los primeros cien años de la República, Bolivia tuvo dos grandes conflictos bélicos. La Guerra del Pacífico y la Guerra del Acre. Como en todos los conflictos, es el pueblo que lleva la peor parte y no así los líderes y políticos.

Se dará en la Guerra del Pacífico, no sólo la participación de varones en el campo de batalla, sino también de mujeres que tuvieron un rol protagónico pero ignorado por la sociedad.

La rabona (así se las llamaba a las mujeres que acompañaban al ejército) era todo en el campo de batalla. Era esposa, amante, consejera, cocinera, enfermera y hasta monja. Para la sociedad de ese siglo, ser rabona era un insulto, sin embargo, la historia ha dado un lugar importante a la mujer rabona. Su participación fue crucial.

Mientras los varones estaban al frente, ellas preparaban la comida, asistían médicamente a los enfermos y otras daban cristianas sepulturas a los caídos en guerra. Algunas eran esposas y viajaban hasta con sus hijos, otras eran viudas, huérfanas y solteras. Algunas estaban de voluntarias en la cruz roja, otras en el batallón como costureras y lavanderas. En fin, un trabajo de gran valor.

Pero las labores domésticas no fue lo único por lo cual se admira a las rabonas. La presencia femenina incluso ayudaba a un ejército boliviano ante una desorganización e improvisación de las tropas en la batalla, llevando municiones, guiando e incluso luchando con los soldados. Ahí tenemos el caso de Genoveva Ríos, Andrea Rioja e Ignacia Zeballos Taborga. En la guerra del Acre la presencia femenina fue mínima.

MUJERES ACAUDALADAS

En esta centuria, existieron mujeres inmensamente ricas, sobre todo herederas de grandes fortunas por viudez o porque eran hijas únicas. Y como en toda la historia humana, el dinero trae al poder y esta vez la mujer que tenía dinero, ejercía el poder.

Los ejemplos más claros de enriquecimiento de mujeres se debieron a la viudez. Muchas jóvenes eran casadas contra su voluntad con varones mayores y hasta viudos, que pasado el tiempo llegaban a fallecer y ellas se convertían en dueñas de todo. Las casas de la ciudad, las haciendas, los negocios, las minas, etc.

De hecho, hay varios ejemplos de la existencia de mujeres que llevaron adelante sus propias fortunas e incluso administraron muy bien su capital. Por ejemplo la chuquisaqueña Juliana de Anzoleaga y López Lispergüer, una viuda muy rica que hizo crecer su fortuna y amplio sus posesiones y negocios. La paceña Juana Castillo que no mezcló el amor con los negocios, ya que se casó dos veces y en las dos veces sus fortunas se incrementaron y logró ser parte de la élite del país. María Encarnación Mendieta, mujer de Camargo, que se casó con un próspero empresario y se quedó con la fortuna o María Josefa Sanchez de Loria del Pozo y Silva, que además de heredar mucho dinero, su gran inteligencia le valió la admiración de todos.

Pese a las limitaciones de la época, las haciendas eran los "fortines" de las mujeres acaudaladas, desde donde ejercían su poder tanto en tierras y personas.

MUJERES Y BENEFICENCIA SOCIAL

Si algo es innegable en esta centuria, es la caridad con la que las mujeres aportaron a sectores más vulnerables del país.

Ligadas a la Iglesia comenzaron a crear grupos de beneficencia en las ciudades más grandes del país. En 1850 se crea la casa de Asilo de Potosí. En 1870 un grupo de mujeres y religiosas Siervas de María se hacen cargo de los enfermos del hospital Santa Bárbara. Diez años después La Paz tenía dos Sociedades de Beneficencia y un hospicio de huérfanas. En Cochabamba se crearon escuelas para señoritas con ayuda benéfica. En Oruro se creó sociedades de damas para socorrer a los asilos de ancianos, así como a las viudas e indígenas.

Entre las líderes de estas grandes actividades tenemos a Manuela de Gordillo, Albina Rodríguez de Patiño, Natalia Palacios, Clotilde Urioste y Nazaria Ignacia March.

Fuente: Por: Edson López Aquino
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