Sábado 30 de noviembre de 2019
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Los profundos ajustes que se han venido sucediendo en el país como efecto de los logros conseguidos por la pacifica rebelión de los ciudadanos bolivianos, están ingresando en una etapa diferente que inicialmente se está politizando más allá de lo razonable, considerando que lo que viene y se debe afrontar es muy delicado con directas consecuencias en la vida de los habitantes de este país.
No ingresó ni directa ni indirectamente a considerar sobre si será mejor o peor un frente único o varios frentes que puedan participar en las próximas elecciones a realizarse cuando se tengan los instrumentos jurídicos completos. Mi preocupación se centra en que cualquiera sea el esquema de gobierno que se haga cargo de los destinos del país, debe encarar un colosal desafío de reconstruir a Bolivia que fue sistemáticamente destruida hasta sus cimientos en estos últimos catorce años.
España atraviesa desde hace algún tiempo una crisis política que no permite tener gobernabilidad cierta y no obstante, el país sigue funcionando dentro de los parámetros que le exige la Unión Europea y eso, se ha conseguido, porque las instituciones españolas son muy fuertes, son capaces de continuar con sus funciones, independientemente de los inconvenientes políticos de gobernabilidad que viene atravesando el país europeo. Es exactamente lo opuesto que se presenta en Bolivia, hemos tenido algunas instituciones fuertes y serias en algunas etapas de la vida republicana, pero han sido más las excepciones que confirman la regla, y aun a pesar de esa triste realidad, el gobierno que ha manejado los destinos del Estado Plurinacional, directamente ha destruido esa poca institucionalidad que se tenía, con la designación a dedo y de manera interina de quienes se hicieron cargo de las instituciones del Estado, con las consecuencias que hoy las vemos a diario.
