Derechos humanos un reto ineludible

Un tema sumamente delicado por sus recientes connotaciones, tiene que ver con la defensa de los Derechos Humanos, una alternativa ciudadana que no tiene efecto cuando los responsables de ejercer tal beneficio para seguridad de la comunidad, politizan el cargo, se inclinan circunstancialmente por algunas corrientes, generalmente en condición de mando estatal y dejan en desamparo a la gente que sufre injusticia, es víctima de la intolerancia y lo peor es que no puede expresarse libremente, porque no hay quién defienda ese derecho ciudadano, valga la redundancia.

En los pasados días se han producido varias denuncias contra una funcionaria que estuvo en el goce arbitrario del cargo como defensora de los derechos humanos, cuando en realidad, estuvo manejando la entidad con clara inclinación partidista, aún después de los hechos políticos que determinaron la renuncia de los principales mandatarios y su salida voluntaria del país, para ponerse "a salvo" al amparo del derecho de asilo político.

Cuando se habla de Derechos Humanos y se alinea la práctica de este elemento vital con la "defensoría del pueblo", la situación alcanza otro nivel que puede resultar más complejo, porque gente que responde abiertamente a lineamientos político partidistas, es difícil que practique en los hechos y con honestidad la defensa de ciudadanos que piensan diferente a los "manejadores" de la política reinante, generalmente autoritaria e irregular.

En el tiempo presente un desafío de alto sentido humanitario, está directamente relacionado con la institucionalización de los principales organismos, la mayoría del Estado y que tienen que ver directamente con la defensa de los "Derechos Humanos", tomando en cuenta que hay "un bajón" muy marcado, no en todas, pero en varias de las Defensorías del Pueblo, en las que el valor del ciudadano como tal, es lírico, frente a la presión que ejercen políticos atrabiliarios y que operan desde el poder ejecutivo.

Hay una esperanza de fe en la recuperación de la institucionalidad y valores de las entidades encargadas de la defensa y aplicación de los derechos humanos, que como señalaba un analista, deberían ser plenamente independientes para no sufrir la contaminación partidista que altera la condición cualitativa de una entidad cuya vigencia, constituya seguridad para la ciudadanía en general, para que nadie con el poder estatal en la mano, pretenda amedrentar y en su caso lastimar la humanidad de quienes con toda libertad piensan diferente.

No se debe permitir la destrucción de las instituciones encargadas de hacer práctica la defensa de los Derechos Humanos, por lo mismo el reto para el actual Gobierno de Transición debe disponer un máximo de atención al tema en cuestión, de modo que, en su caso, la Defensoría del Pueblo, en cualquier lugar del país constituya una garantía para toda la comunidad, hombres y mujeres y especialmente para los sectores más vulnerables, cuyos derechos son afectados de manera frecuente.

El tema de los Derechos Humanos es muy amplio, su tratamiento y práctica debe estar bajo el control de personas idóneas, sin ninguna relación partidista, se extiende hasta el cuidado del derecho ambiental, pues se trata de otra condición que garantiza una vida sana sin contaminación ambiental. Son finalmente la condición expresa de una vida sana en democracia y libertad.